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Columna
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Bancos 'vs.' mercados

Emilio Ontiveros

La positiva relación entre desarrollo financiero y crecimiento económico dispone de apoyo empírico suficiente. La conclusión es menos evidente cuando ese análisis se particulariza en la configuración de los sistemas financieros. El análisis comparado de estos últimos ha girado en torno a dos modelos aparentemente bien diferenciados: los basados en las instituciones bancarias, frente a aquellos en que los mercados son los dominantes. Japón y la mayor parte de la Europa continental serían las referencias más representativas del primero, y EE UU y Reino Unido, las del segundo.

Aun cuando estos últimos exhiben ventajas evidentes en la generación de innovaciones, en la protección de los inversores o en la disposición de un mercado mucho más activo de control corporativo, los primeros facilitan en mayor medida la financiación de las pequeñas empresas y la particularización regional de la intermediación financiera. Tampoco está probada la superioridad respecto a la contribución de cada uno de ellos a la estabilidad financiera.

Desde 1980 la relación entre capitalización de los mercados de acciones y el PIB se multiplicó por más de 13 en la Europa continental

La tendencia observada en las dos últimas décadas, ya suficientemente documentada en diversos trabajos (el de Raghuram G. Rajan y Luigi Zingales, 'Banks and markets: the changing chracter of European finance', incluido en el reciente libro The transformation of the European financial system , BCE, 2003, es el más reciente), pone de manifiesto la creciente aproximación de los primeros al modelo anglosajón: la disminución de esa dimensión de un sistema basado en las "relaciones" y un mayor apoyo en los mercados financieros.

Desde 1980, la relación entre capitalización de los mercados de acciones y el PIB se multiplicó por más de trece en la Europa Continental y el de la proporción de inversiones financiadas mediante emisiones de acciones lo hizo por dieciséis.

En los últimos años, en esas economías más bancarizadas han emergido "nuevos mercados" de acciones que han acogido nuevas compañías con mayor riesgo y, supuestamente, mayores posibilidades de crecimiento; también, aunque con menor intensidad, se han extendido las modalidades de financiación basadas en "capital riesgo". En la fundamentación de esa convergencia, la dinámica de integración europea de la última década -la derivada de la extensión del mercado único a la industria de servicios financieros y la particularizada en la unificación monetaria- ha desempeñado un papel central, en un contexto internacional no menos propicio, generador de una creciente integración financiera entre los principales países industrializados.

Con todo, la deriva de los sistemas financieros europeos hacia el modelo basado en los mercados está siendo simultánea a un no menos evidente y menos rápido proceso de concentración bancaria en los países europeos continentales, hasta ahora a través de fusiones y absorciones en el seno fundamentalmente de las fronteras nacionales. Si esta última tendencia a la reducción del censo de bancos es más intensa que la extensión de los mercados, la eficiencia mostrada hasta ahora por la mayoría de los sistemas financieros europeos puede debilitarse.

Es por eso que entre las prioridades de las autoridades nacionales, además de seguir facilitando el desarrollo y la transparencia de los mercados financieros, debería estar la preservación de la competencia que en algunos países ejercen los bancos regionales y, en nuestro caso, las cajas de ahorros.

Estas últimas contribuyen, además, a reforzar la estabilidad del sistema, produciendo, como señala J. Williams ('La competitividad de la banca regional en la Europa del euro', en el libro editado por ICO El sistema financiero en la Europa del euro), una información de mejor calidad, dada la mayor proximidad a los clientes regionales y a sus mercados, al tiempo que asumen, con igual o mayor celo que los grandes bancos, las prescripciones de los supervisores.

No menoscabar su capacidad de maniobra es perfectamente compatible con esa tendencia a un mayor equilibrio entre instituciones y mercados que tan buenos resultados ha dado hasta ahora.

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