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Crítica:FERIA DE SANTANDER | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Ni para banderillas

Los escogidos Montalvos para el anunciado mano a mano resultaron ser un saldo de inválidos. Dispares de presentación y escasos de casta y raza. Claro que los animalitos no fueron seleccionados para soportar una lidia ortodoxa, ni para probar su bravura en el caballo. A mini puyazo por toro salieron. Tampoco lo estaban para soportar un torbellino de muletazos. No, los toritos de Montalvo se eligieron para dar brillo y esplendor al tercio de banderillas. Los toreros de ayer eran también banderilleros. Bueno, pues ni para las banderillas sirvieron ni unos ni otros. Demasiado ventajistas y galeristas obraron los artistas en el tercio estrella de la tarde.

Ganó el Fandi. Recortes, monerías, moviolas y violines tuvieron la culpa. El granadino anduvo toda la tarde entregado y populista. Tan populista como entregado. Bullidor con el percal, no encontró con la muleta ni sitio ni distancia en el que fue su primero. Quizás porque no lo buscó. Arrollado al torear de muleta rodilla en tierra a su segundo, perdió los papeles de tal manera que permaneció a merced del animalito el resto de la faena. En este coso, como en tantos otros, los premios se dan por dar sustos que no por derrochar arte. En el último de su lote lució variedad sin mando con el capote. Faena interminable, vulgar y ventajista sobre todo al natural.

Montalvo / Ferrera, Fandi

Toros de Montalvo: Inválidos y dispares de presentación. Antonio Ferrera: bajonazo (silencio), bajonazo (silencio) pinchazo y estocada caída ovación y saludos. David Fandida, el Fandi: estocada caída (saludos), estocada desprendida (oreja); pinchazo, estocada (oreja). Plaza de Toros de Santander, 19 de julio. Primera de Feria. Casi lleno.

Antonio Ferreras desaparecido en combate con percal, banderillas y muletas toda la tarde. Se permitió la licencia de brindar al tullido primero a la concurrencia. "¡En qué cabeza cabe!", protestaban los aficionados que se sintieron ofendidos. Se dejó marchar al quinto de la tarde. Un toro de puerta grande, el único ayer.

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