¡Auggg!
Hay días en que abro el periódico con suma precaución y avanzo por sus páginas lentamente, temerosa de encontrarme conmigo misma en las páginas de sucesos.
Me ocurrió ayer. Permanecí largo rato contemplando la fotografía que muestra al Rey y a Aznar con el presidente Lula de Brasil, mirándole, cada cual con su peculiar estilo, como si se tratara de un asombroso experimento genético que en cualquier momento podía desvanecerse en el éter. Estilo real: la habitual amable consideración. Estilo Aznar: el habitual fruncido de faz y la no menos frecuente costumbre de sujetarse los puños de la camisa para impedir que se le caigan y vayan a darse contra su prodigioso miembro.
Prosigo y soy yo la que se da contra la foto coral de Kim Jong-il y cinco elementos más que pueden ser, dada la pinta, sus estilistas; o bien (el pie de foto afirma que el líder norcoreano "inspecciona una nueva granja de cabras en Pongsan"), las meras cinco cabras recepcionistas. Una ya no sabe quién aconseja a este hombre.
En la página siguiente hay un marine deteniendo a punta de fusil a un vendedor de periódicos, lo cual muy bien podrían considerar ustedes como la consecuencia de cuanto vengo enumerando. No. Ocurre en Bagdad, Operación Por Si Las Flies, previa a la detención de un vendedor de cupones para mancos y otros mutilados de invasión.
Avanzo más: hay un retrato tipo carné de uno de los sobrinos de Los Soprano. Ay, no, que no he salido de Internacional. Es el rey de Marruecos.
Salto por las páginas de España cual alma que lleva el Evil, sin poder dejar de leer (yo también tengo un rabillo, pero de ojo) que, según Defensa, la tripulación del Yak-42 cumplió "las normas ucranias de descanso". Menos mal, porque si llegan a ser las rumanas se habrían pasado el vuelo nocturno durmiendo con el conde Drácula.
A propósito de personal terrorífico: Pilar del Castillo enarbola furiosamente los papeles de sus temáticas para la LOCE (estudiantes: ya podéis preparar vuestro despertador ucranio si queréis que quepan dichas temáticas y el castillo de La Mota). Por favor, que alguien me aclare la razón de que nuestras ministras manoteen con tanta ira los documentos que tienen que leernos.
¡Auggg!
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.