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Muere un hombre tras ser apaleado y luego quemado de cintura para abajo

La policía sospecha que el crimen obedece a un ajuste de cuentas entre bandas rivales

F. Javier Barroso

A las cinco de la madrugada de ayer, en el parque de la Emperatriz de Austria (Carabanchel) un hombre de unos 40 años agonizaba. Un viandante que cruzaba el parque a esa hora se topó con él y describió a la policía lo que estaba viendo: el herido se encontraba tumbado junto a un banco, rodeado de un charco de sangre, con la cara desfigurada a golpes y abrasado de cintura para abajo. Dos coches patrulla y una ambulancia del Samur se desplazaron en ese mismo momento al lugar, cercano a la plaza de Fernández Ladreda.

A pesar de los esfuerzos de los médicos, la víctima falleció a consecuencia de sus heridas. Tenía los huesos de la cara y del cráneo partidos a palos y medio cuerpo quemado con gasolina. La víctima, de aspecto suramericano, según los agentes, no ha podido ser identificada aún: su documentación se quemó junto al pantalón corto o el bañador que llevaba en el momento de la paliza. La policía le ha tomado huellas para comprobar si está fichado. Desde un primer momento, los agentes sospecharon que el crimen obedece a un ajuste de cuentas entre bandas de traficantes. "Seguramente es una venganza. Por eso le han quemado los genitales", señala un policía.Durante media hora, los médicos del Samur intentaron reanimar a la víctima en el parque. Después, lo trasladaron en una ambulancia al hospital Doce de Octubre. Durante el trayecto, al herido se le paró el corazón y dejó de respirar. Los médicos lograron reanimarle. Pero en vano: falleció media hora después de ingresar en el hospital.

La policía buscó en el lugar del crimen las armas utilizadas en la paliza, pero no encontraron nada.

Los agentes señalan que se trata de un ajuste de cuentas por un asunto de droga debido a la saña, la crueldad y la brutalidad utilizadas. "Esto no es un crimen pasional. No hay puñetazos, ni navajazos: sólo golpes en la cabeza y medio cuerpo quemado", explica un agente.

El asesinato de este hombre eleva a 67 las muertes registradas en lo que va de año en la región. Algunos de estos crímenes también llevan el sello inconfundible de los ajustes de cuentas entre grupos o entre miembros del mismo grupo dedicados al tráfico de drogas.

El 10 de enero, por ejemplo, un hombre de unos 30 años, que tampoco presentaba documentación ninguna, fue hallado en un contenedor de basura de Leganés. La víctima, que tenía varias puñaladas en la espalda, había muerto de una cuchillada que le había partido el cuello.

Un mes y medio después, el 26 de febrero los vecinos de Ciudad Lineal asistieron a un tiroteo al más puro estilo mafioso en plena calle que se saldó con dos cadáveres ametrallados tirados en la calzada. A las siete y media de la tarde, dos jóvenes con documentación eslovena se disponían a arreglar una rueda de su todoterreno que acababa de reventar en la calle del Jazmín. En ese momento se les acercaron dos individuos. Uno de ellos, que los testigos recordaban con una larga melena, portaba un fusil ametrallador. Bastaron tres ráfagas. Después, los dos individuos saltaron a un Audi rojo que les esperaba cerca y se perdieron a toda velocidad. Los transeúntes se quedaron durante los primeros momentos con la sensación de haber presenciado más una escena de película que dos asesinatos.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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