Exquisito y distante
Pierrot lunaire
Canciones para voz y conjunto de cámara de Arnold Schönberg, sobre textos de Albert Guiraud. Anat Efraty, soprano. Miembros de la Staatskapelle Berlin. Director musical: Daniel Barenboim. Director de escena: Peter Mussbach. Teatro Real, 15 de julio.
La fascinación que ejerce Pierrot no se limita al entorno musical. Sectores afines de los públicos más variados, y en especial el de las artes plásticas, se ven atraídos por una obra representativa de unos hallazgos lingüísticos y expresivos en un mundo culturalmente en cambio. No está de más recordar que se estrenó en 1912, y tampoco que los valores instrumentales y coloristas del reducido grupo de cámara se sitúan, como mínimo, al mismo nivel que la novedad narrativa entre lo cantado y lo declamado que desarrolla la protagonista.
Barenboim une a sus condiciones de director de orquesta y pianista una innata facilidad para hacer música en compañía. Su musicalidad e inquietudes se perciben, de una manera especial, en el repertorio del siglo XX, desde Messiaen hasta Piazzolla y, por supuesto, Schönberg. Su dirección de Pierrot participa de ese instinto natural, aunque, a mi modo de ver, la intensidad instrumental y el ramillete continuo de sugerencias de todo tipo de la obra se quedaron sin salir del todo a flote. Esta lectura un tanto cansina y apagada condicionó el conjunto de la representación, lo cual no impide reconocer que fue de una pulcritud admirable. Anat Efraty realizó un gran trabajo como cantante y especialmente como actriz, sin llegar a transmitir en plenitud el carisma, o, si se prefiere, el misterio poético de su personaje. Todo fue musicalmente bien, pero quizás sin ese puntito de emoción desde una perspectiva del pensamiento. "Muy intelectual y poco canalla", decía un espectador a la salida del Real, aludiendo a una sensación de cierta frialdad exquisita.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.