Fútbol para borrar la sombra de una tragedia
20 niños argelinos participarán en un campamento organizado por el Real Madrid gracias a la mediación de Zidane
Kenza es una niña argelina de 12 años. Guapísima. Ojos grandes como planetas, verdes, pelo rubio largo y un gesto de inocencia sellado en el rostro. Está nerviosa, le cuesta hablar. "Me gusta mucho Zidane porque es el mejor", susurraba ayer en el estadio Santiago Bernabéu, atenazada por los nervios. Luego, un miembro de la Junta Directiva del Real Madrid grita su nombre. Acude rápido, muy avergonzada, esquivando a los fotógrafos, a los periodistas y a sus compañeros de viaje, 19 niños argelinos tan azorados como ella. Parece que le gustaría desaparecer. Le regalan una mochila cargada de perfumes. Pero ella está orgullosa por la camiseta que lleva, la del Real Madrid, manchada de chocolate, sin número.
A Kenza, el terremoto que asoló Argelia el pasado mes de mayo le quitó a sus padres. Ahora vive con su tío.
No sonríe. A su lado, una cuidadora de niños, también argelina, espera una expresión de júbilo. Pero no se produce. Kenza se sienta, mira sus regalos, se toca la camiseta. No hay sonrisa. A Kenza el terremoto que asoló Argelia a finales del pasado mes de mayo le quitó a sus padres. Ahora vive con su tío. "Me gusta venir a España, pero sólo unos días. Quiero volver a mi país", dice, a pesar de todo.
Kenza forma parte de la delegación de 20 niños argelinos -todos entre los 9 y 14 años- que llamados por la Fundación del Real Madrid gracias a la mediación de Zidane, aterrizaron ayer en el aeropuerto de Barajas. Los niños y las niñas argelinos permanecerán dos semanas en un campamento de Villanueva de la Cañada para jugar al fútbol, convivir con chavales españoles y, por encima de todo, arrinconar en su memoria las secuelas de la tragedia. Porque todos llegaron con la sensación de la pérdida: la de sus padres durante el terremoto que asoló Argelia el pasado mes de mayo. "El objetivo consiste en llamar la atención sobre la situación en la que vive un país vecino, donde no solo persisten los efectos del movimiento sísmico, sino también los de la pobreza y la miseria", destaca el director general de la Fundación del Real Madrid, Miguel Angel Arroyo.
Alguno no pudo soportar el pánico que le produjo la cercanía del avión al ir a montarse en él en el aeropuerto argelino. De hecho, la toma de contacto con Madrid vino marcada por el aturdimiento. Demasiada información para quien está acostumbrado a muy poco. Todos abrían los ojos y seguían el rastro de lo que les rodeaba, como si intentaran sujetar bien en la memoria cada imagen, cada gesto. Caminaban como autómatas, de un lado a otro, entre la fascinación y el placer. Obedecían sin rechistar, pacientemente, las instrucciones de sus cuidadoras, una asistente social y una psicóloga contratadas por el gobierno argelino. Con el propósito de acogerles como en casa, una comitiva del Real Madrid les esperó en el aeropuerto. Les obsequiaron con la nueva camiseta, "pero ni así pudimos arrancarles una sonrisa", comenta Arroyo.
Formados en una fila, acudieron a una pizzería madrileña, el prefacio de la ansiada visita al Santiago Bernabéu. En los alrededores del estadio, a través de las ventanillas del autocar, los niños asistían a un espectáculo de asfalto y altas columnas de cemento. Nada que ver con el otro lado del Estrecho. Una vez dentro del feudo madridista, se reunieron con el presidente, Florentino Pérez; el director deportivo, Jorge Valdado; su adjunto, Emilio Butragueño y algunos miembros de la Junta Directiva.
Los niños se sentaron, embobados unos y distraídos otros. El presidente del Real Madrid les iba a dirigir unas palabras. Pero, como no entendían nada, se dedicaron a rastrear el entorno. El más pequeño de la delegación se revolvía en su silla para observar las cámaras de televisión, los periodistas, el ruido, la expectación. La alocución del presidente, en francés, de Arroyo y del embajador de Argelia en Madrid, Abdel Madjid Fadal, le sosegaron un poco. El resto pedía con la mirada un inminente descanso y uno de ellos tuvo que refugiarse en el baño, indispuesto. Una niña, en representación de sus compañeros, tomó la palabra. Nerviosa, la lengua seca, pero pudo dar las gracias, "sobre todo a Zidane", dijo.
Le verán. Antes de que el club organice una fiesta de despedida, el próximo día 29, el Real Madrid les trasladará hasta la agonizante Ciudad Deportiva para que puedan ver de cerca a su ídolo y padrino por unos días. Zidane les escuchará el 24 de este mes. "Vamos a intentar por todos los medios que estén un rato con él", comentó Jorge Valdano. "Porque", añadió, "¿quién no está deseando verle ya?
Madridismo en las cárceles
El Real Madrid firmará mañana con el Ministerio del Interior, la Dirección General de Instituciones Penitenciarias y la ONG Horizontes Abiertos, un convenio para la implantación de escuelas de fútbol y baloncesto en "seis cárceles de la Comunidad de Madrid en un período de dos años", subrayó a este periódico el Director General de la Fundación del club madridista, Miguel Angel Arroyo. "Este proyecto proviene de una experiencia piloto que llevamos ensayando desde febrero en dos cárceles de la región", añadió.
Esta iniciativa, por la que personalidades como Vicente del Bosque han impartido conferencias en algunos centros penitenciarios madrileños, se compone de escuelas de fútbol y baloncesto para los presos y de una serie de tertulias a cargo de jugadores, técnicos y directivos del club.
Asimismo, el Real Madrid logró recientemente la creación de una escuela de fútbol en Chile, con el fin, señaló Arroyo, de "conseguir que los más jóvenes no caigan en la prostitución o en las drogas". El director general de la Fundación precisó que el objetivo pasa por trasladar el fútbol a las zonas más denostadas del planeta.
"En Argentina estamos a punto de poner una escuela en funcionamiento. Lo mismo en Brasil, donde hemos logrado instalarnos en una de las regiones más pobres", apunta Arroyo. Honduras, El Salvador y Costa Rica son los próximos países que conocerán las "iniciativas sociales y culturales" del club.
Iniciativas que no olvidan Madrid. El club promovió hace unos meses la "marcha por la integración social" en los aledaños del Bernabéu.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.