'The New York Times' nombra director a Bill Keller, un periodista respetado por la redacción
El rotativo zanja la crisis abierta por el 'escándalo Jayson Blair' y la dimisión de su cúpula
The New York Times cerró ayer una de las peores crisis de su historia al nombrar como nuevo director al columnista Bill Keller. Con la llegada de Keller, un periodista respetado por la redacción, ganador de un Premio Pulitzer y ex subdirector, el diario neoyorquino espera borrar el bochornoso episodio que empezó con las revelaciones del escándalo Jayson Blair, el reportero que se inventaba sus artículos, continuó con la dimisión de la cúpula directiva, el pasado 5 de junio, y casi acaba con la reputación de uno de los pilares del periodismo.
Arthur Sulzberger, editor de The New York Times, anunció ayer la noticia elogiando la trayectoria profesional de Bill Keller y dijo: "En los próximos años nos ayudará a reforzar la tradición de excelencia periodística" del diario. El director aseguró en un comunicado sentirse "honrado y muy contento ante la oportunidad de dirigir al mejor grupo de periodistas del mundo". "Este diario es un tesoro nacional. Haré todo lo que esté en mi mano para mantener su nivel, preservar su integridad y consolidar sus logros", añadió. Se espera que nombre un nuevo equipo cuando tome posesión del cargo el día 30.
Bill Keller ya estuvo a punto de ser nombrado director en mayo de 2001, pero Sulzberger eligió finalmente a Howell Raines con la intención de cambiar el estilo del periódico. Raines, junto con el subdirector, Gerald Boyd, dimitió hace seis semanas tras las revelaciones del escándalo Blair y repetidos enfrentamientos con la redacción, que lo consideraba "inaccesible y arrogante".
Hace unos días, Raines aseguró, en la cadena de televisión PBS, que "pisó una mina llamada Jayson Blair", el joven periodista negro al que respaldó y luego resultó ser un fraude. En mayo, The New York Times reconoció, en un largo mea culpa de cuatro páginas, que muchas de las historias de Blair eran falsas o inventadas en gran parte. Las revelaciones causaron una violenta crisis de identidad en el periódico y la caída de Raines.
Keller, que en una ocasión se describió a sí mismo como "un reportero que se ha pasado la vida jurando que nunca sería director", empezó en la delegación del Times en Washington como reportero político. Había trabajado con anterioridad en el Dallas Times Herald, el Congressional Quaterly Report y The Oregonian, en Portland. De 1986 a 1991 fue corresponsal en Moscú, donde ganó un Premio Pulitzer, que compartió con otros corresponsales estadounidenses, por su "cobertura minuciosa de los acontecimientos en la Unión Soviética", incluido el tremendo terremoto de Armenia que mató a decenas de miles de personas.
De 1992 a 1995 fue corresponsal en Johanesburgo. Pasó luego a formar parte del equipo editorial, aunque de vez en cuando seguía publicando reportajes en el suplemento dominical. Dos años después fue nombrado subdirector y candidato natural a suceder al entonces máximo responsable, Joseph Lelyveld, pero Raines se le adelantó. La ironía ha querido que Lelyveld, que ha ejercido este mes de director interino, pasara finalmente el cargo a su protegido con 24 meses de retraso.
En contra de la línea editorial de The New York Times, Keller respaldó la guerra en Irak. En un artículo del pasado 14 de junio explicaba así su decisión: "El factor decisivo no fue la monstruosidad del régimen (eliminar a tiranos es una causa noble pero difícil de limitar) o la oportunidad de desatascar Oriente Próximo (otra noble causa pero de dudosa justificación para una guerra en la que nadie te apoya). No. Respaldé la guerra porqué pensé que allí convergían una amenaza real y una auténtica oportunidad".
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