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Reportaje:

China entra en el tablero financiero

Con unas reservas de 340.000 millones de dólares sus movimientos empiezan a ser clave en los mercados mundiales

China no es sólo un gigante comercial que invade con sus productos los mercados mundiales. En los últimos años la economía china, además de configurarse como la primera receptora de inversión directa, empieza a tener un importante peso en las finanzas internacionales. Cuenta con unas reservas de divisas de 340.000 millones de dólares, colocadas en su mayor parte en bonos públicos de Estados Unidos, por lo que cualquier movimiento puede ser significativo para este mercado de deuda. Además, se acrecientan las presiones para que su moneda, el yuan, deje de tener un cambio fijo e inamovible frente al dólar y se someta a la valoración diaria de las monedas.

El problema de presionar a China para que revalúe su moneda es que los capitales chinos pueden salirse de los mercados de bonos de EE UU

Los mercados y el sistema financiero chino distan mucho de los modelos occidentales. Aunque el pasado año fue el primer receptor de inversión extranjera, ésta se produce de forma directa, lejos de los circuitos financieros como las bolsas o los mercados de deuda. Acuerdos y compras empresariales son la forma más habitual de sacar partido al gran crecimiento de esta economía. China se ha situado en el primer lugar del ranking de países que reciben inversión extranjera directa en 2002, al superar los 50.000 millones de dólares, equivalentes al 4,2% del producto interior bruto (PIB). Pero las cifras se están disparando durante este año 2003 puesto que, según el Ministerio de Comercio chino, la inversión directa ha aumentado un 51% durante el presente ejercicio respecto al año anterior.

Los analistas de Sabadell Banca Privada ofrecen en un reciente informe un panorama alentador de esta economía en medio de la anemia que persigue a los grandes emporios occidentales. En primer lugar, el PIB ha crecido a un promedio del 7,5% anual (1997-2002), lo que significa que en 2002 la producción de China fue un 44% superior a la de 1997. Esto no habría sido posible sin la apertura del país al comercio exterior, como refleja un crecimiento anual medio de las exportaciones del 12,7%, y naturalmente, sin el mantenimiento de unas altísimas tasas de inversión (12,2% el promedio anual del periodo) que permitieran expandir el capital productivo del país. Finalmente, tampoco se habría podido asistir a una expansión económica de esta naturaleza sin la enorme "reserva" de mano de obra procedente de las zonas rurales, que ha permitido un incremento del empleo no agrícola del 19,2% durante los últimos años.

Pese a su pujanza, y contar con la cuarta parte de la población mundial, esta economía tiene todavía mucho camino que recorrer, ya que sólo representa el 4% del PIB mundial.

Inversor internacional

Pero no sólo la economía china amenaza a vecinos y a la comunidad internacional por recibir el mayor número de inversiones extranjeras. También se ha convertido en un inversor internacional de primer orden, cuyos movimientos ya son seguidos por los principales bancos de inversión del mundo. Unos bancos que junto al Gobierno estadounidense empiezan a presionar a esta economía para que libere su actual tipo de cambio que está fijado desde 1995 en 8,17 yuanes por dólar.

Por ejemplo, los analistas de Goldman Sachs consideran muy probable que esta situación cambie pronto y que el Gobierno chino permita una fluctuación de 2,5% por encima y por debajo de la citada tasa de cambio del yuan frente al dólar.

La decisión de introducir un cambio fijo para su moneda mejoró las exportaciones de China, que representan aproximadamente el 20% del producto interno bruto, y atrajo inversiones por 308.000 millones de dólares.

El analista de Renta fija de Merrill Lynch, Antonio Villaroya, apunta que "cada vez hay más presión para que se revalúe el yuan. Sin embargo, creemos que no se producirá hasta el año que viene. Los movimientos deben hacerse con mucha cautela, ya que una brusca subida del yuan podría provocar que muchas inversiones chinas que están denominadas en dólares volvieran a su país. Este movimiento no interesa a Estados Unidos, que está financiando parte de su déficit con capital chino".

Ésta es otra de las bazas fuertes que colocan a China en el tablero financiero internacional. Así, a finales del pasado mes de mayo sus reservas de divisas internacionales subieron a un récord de 340.000 millones de dólares. Unas divisas que están, principalmente, invertidas en bonos del Tesoro de Estados Unidos. Si se obliga a una apreciación fuerte del yuan respecto al dólar, lo lógico es que esos capitales volvieran a China para evitar la pérdida que supondría esa revalorización. De ahí, que cualquier movimiento deba hacerse con mucha cautela para no provocar la desbandada de estos capitales de los sensibles mercados de deuda estadounidense.

La presión para revaluar el yuan tiene explicación. La balanza comercial de China con EE UU presenta un saldo positivo y, sin embargo, para el resto del mundo este saldo es claramente negativo. Este aparente desequilibrio con EE UU, apuntan los analistas de Sabadell Banca Privada, se compensa con la compra de activos americanos por parte de inversores chinos, flujo que puede llegar a tener una importancia creciente en el futuro.

José Manuel Amor, responsable de renta fija en Analistas Financieros Internacionales, apunta que desde 2000 se han producido fuertes compras de Asia sobre activos en dólares, especialmente en bonos. "Si venden parte de su cartera tendría un efecto importante en el mercado de bonos estadounidense". El gigante chino empieza a ser un importante inversor al que tener muy en cuenta.

Invertir en las compañías chinas resulta todavía complejo por la fuerte presencia pública en el capital.
Invertir en las compañías chinas resulta todavía complejo por la fuerte presencia pública en el capital.

Unos mercados difíciles de invertir

Los analistas de Sabadell Banca Privada muestran las dificultades que ofrecen todavía los activos de China para invertir. El tejido industrial de China se compone de empresas públicas que se han venido financiado ineficientemente a través de los bancos comerciales chinos. El sistema financiero resultante mantiene unos préstamos de dudoso cobro que ascienden al 50% del total de préstamos concedidos, lo que hace al país especialmente vulnerable a crisis financieras para los próximos años.

Un estudio de Goldman Sachs estima que los préstamos incobrables pueden representar entre un 44% y un 68% del producto interior bruto (PIB). Con el sistema financiero pendiente de reformar, el interés de la inversión internacional unido al temor del gobierno chino por perder el control sobre la industria ha hecho evolucionar al mercado de capitales chino de forma dispar. Por un lado, el capital de una compañía media cotizando en el mercado bursátil doméstico se divide entre acciones de tipo A (no accesibles para extranjeros) y acciones de tipo B (accesibles para extranjeros), un tercio del capital en manos del Estado y otro tercio en manos de instituciones chinas, lo que eleva a dos tercios el porcentaje de capital no negociable.

Si bien el mercado de acciones de tipo B era el que debía atraer las inversiones extranjeras sin perder el control por parte de los inversores chinos, la falta de transparencia y la complejidad del marco regulatorio han hecho más atractivos otros instrumentos de inversión para los extranjeros. Por otro lado, en mercados secundarios fuera de China las acciones de tipo H y las Red Chips (compañías chinas cotizando en el extranjero), cuyo diferente trato fiscal en el pasado ha dejado ya de existir, han sido las que han tenido una mejor acogida por parte de los extranjeros.

Su atractivo radica en que las compañías que las emiten están sujetas a la regulación y al gobierno corporativo de Hong Kong, país con un sistema financiero totalmente desarrollado. Sus niveles de valoración son razonables con un PER (relación de precio y beneficio) de 13,24 veces y una rentabilidad por dividendo del 2,68%).

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