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LA SANIDAD MADRILEÑA, EN HUELGA

"Desde mayo para una radiografía"

La muñeca de Concepción Lopesino tiene el tamaño de una patata. La tiene así de hinchada desde mayo. "Primero me dijeron que tenía una tendinitis, luego que estaba rota... Me la escayolaron. Llevo esperando un mes para que me hagan una radiografía", se lamenta mientras enseña su citación para hoy.

"Hoy [por ayer] he venido para enterarme de si me van a atender mientras dure la huelga". Tiene 73 años, está acalorada, se abanica todo el rato y dispara su enfado contra los trabajadores del ambulatorio, que intentan, en vano, consolarla.

"Esto es una vergüenza", insiste Concepción, "las cosas urgentes no pueden esperar y lo que me pasa a mí en la mano parece urgente, ¿no?". "¡Ah! Y mi cita es para la radiografía, hasta el 11 de septiembre no me la ve el médico".

El personal administrativo es el que aguanta las protestas de los pacientes. La mayoría de las veces se ven incapaces de solucionar los problemas de los enfermos. "Entendemos lo que dicen, porque esto siempre ha sido un desastre", comenta una de las trabajadoras del ambulatorio. Y pone un ejemplo: "Teníamos nueve sillas de ruedas, pero ahora sólo nos quedan tres. Las otras seis han desaparecido". La solución a este problema es, según la trabajadora, utilizar las sillas giratorias del personal administrativo para atender a los enfermos. "Hay veces que tenemos que convencer a un señor con la pierna escayolada para que le deje el sitio a un anciano".

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