"Los profesionales hemos cortado el paso a la radiobasura"

Luis del Olmo (Ponferrada, León, 1937) cumplió el miércoles pasado 30 años al frente de Protagonistas, el magacín más longevo de las ondas, con 8.773 ediciones. Y sueña con alcanzar las 10.000 -"hay del Olmo para rato"-. Mientras perfila la próxima temporada en Onda Cero mima el Museo de la Radio, ubicado en Ponferrada y convertido en una "herramienta para historiadores", comparable a los centros de Nueva York o Londres. Con alrededor de 10.000 documentos sonoros y 400 receptores de época, alberga piezas únicas, como el micrófono de Churchill en la BBC o el que utilizó Eva Perón para dirigirse a los descamisados.

Pregunta. ¿Cómo recuerda la primera edición de Protagonistas?

Respuesta. Era un 2 de julio de 1973. Recuerdo el magistral estudio de Radio Nacional en Barcelona. Empezamos sin darnos cuenta de la trascendencia que tendría Protagonistas porque en aquella época al final de la temporada los programas eran ya caducos. Desde la terraza veíamos a la gente y percibíamos que la sociedad soñaba con el advenimiento de la democracia. Sacamos las primeras unidades móviles a la calle para contar lo que pasaba. Y allí estaba el censor para darnos dentelladas en la yugular. Había que entregarle el guión con 24 horas de antelación.

P. ¿Cuándo empezaron a cambiar las cosas?

R. Nos dimos cuenta cuando vimos desfilar a Salvador Espriú, Julio Cortázar o Joan Miró por el programa. Había terminado la noche de la dictadura y de la censura y comenzaba el tiempo de la tolerancia, que se hacía sitio en la radio. Recuerdo que tras el asesinato de Carrero Blanco, Protagonistas se interrumpió y tomó el micrófono el director de RNE. Un hecho así sería hoy imposible. Es la diferencia entre trabajar con mordaza y sin ella.

P. ¿Y cómo percibió el paso de la radio pública a la privada?

R. Aterricé en la radio privada cuando la democracia era un hecho. La Cope me hizo una oferta irresistible. Allí empezamos a conformar las tertulias, a abrir los micrófonos a los oyentes y a cantarle las cuarenta al lucero del alba.

P. ¿Cuál ha sido su mejor y su peor momento?

R. Se me secó la boca cuando entró en antena, a través de una de esas llamadas, Jon Idígoras. Yo había dicho, después de un asesinato de ETA, que Herri Batasuna estaría descorchando botellas de champán. Idígoras me invitó a que rectificara, pero me ratifiqué. A partir de entonces comencé a saber lo que era salir a la calle con escolta. Veía fantasmas y terroristas por todos los lados. Uno de los mejores momentos fue cuando el Rey atendió en directo nuestra felicitación en el día de san Juan.

P. En la televisión abundan los programas basura. ¿Cree que hay también radiobasura?

R. Hubo intentos de que la radiobasura nos invadiera. Pero los profesionales lo detectamos y le cortamos el paso. La radio tiene buenos guardianes para evitar que la radiobasura nos pueda arrinconar o desprestigiar. No ha caído en ese pecado, como la televisión.

P. ¿Cómo son sus relaciones con Planeta?

R. Hay una corriente de amistad con el presidente, José Manuel Lara, y el presidente de Onda Cero, Javier González Ferrari, ha sido compañero de micrófono. Estoy tranquilo; me han renovado la confianza y tengo contrato hasta el 2004. Todavía me quedan muchas páginas en blanco. El hecho de que la radio no sea la hermana pobre de este grupo me da fuerzas para continuar.