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Reportaje:JOSE GORRITXO | ARQUITECTURAS

Variedad de registros

Ante la obra de José Gorritxo, surge la inevitable conclusión de que es un arquitecto que gusta de interpretar todos los palos, desde la rehabilitación al diseño de muebles, la ordenación de jardines o el interiorismo. Inquietudes en la que en más de una ocasión le acompaña el diseñador Gabriel Calparsoro, y que le permiten investigar con todo tipo de materiales y enfrentarse a retos que van más allá del propio lenguaje arquitectónico.

Un ejemplo de esto último lo vivió durante la rehabilitación del convento de la Dominicas de Lekeitio, cuando a la recuperación literal de un edificio del siglo XII (estaba viniéndose abajo por una intervención pésima) y al ordenamiento de las distintas construcciones y jardines del convento se sumó la negociación con las monjas de clausura.

El encargo llegó de la Diputación de Vizcaya que había descubierto cómo se estaba interviniendo en un edificio de gran valor histórico, en pleno casco antiguo de Lekeitio, sin ningún rigor. Cuando llegó José Gorritxo al convento, se encontró con un complejo que tenía unos accesos e instalaciones impropias para las monjas, varias de ellas de elevada edad. Las distintas naves y las dos torres se comunicaban por pasadizos estrechos y escaleras empinadas, y los tres jardines eran independientes.

Para resolver estos problemas hubo sus más y sus menos con las residentes. "Cuando les propuse la instalación de un ascensor, se negaron rotundamente, y eso que había monjas que no podían salir de sus celdas. Al fin, conseguí convencerlas y ahora están encantadas", recuerda el arquitecto, quien señala que el ascensor o la instalación de un aseo en las habitaciones era considerado un verdadero lujo por las monjas. En la colegiata de Zenarruza, el trabajo no ha necesitado de las artes de la diplomacia, pero sí de la virtud de la paciencia dada la lentitud de las obras, debido a la escasez de subvenciones. Este complejo románico del Camino de Santiago por la costa necesitaba la recuperación de los edificios que se mantenían en pie y la construcción de una nueva hospedería. En esta obra, se optó por una construcción austera y rotunda, en la que se utilizaron los mismos materiales que en la colegiata. Aquí ya se aprecia el gusto por el diseño de muebles, ya que los de la recepción fueron realizados por el propio arquitecto, ante el anuncio de los responsables de la colegiata de que iban a adquirirlos en unos grandes almacenes.

Donde José Gorritxo tuvo libertad de acción fue en la reforma del trinquete de una casa particular en Fuenterrabía (Guipúzcoa). Era parte de la ordenación del jardín en donde el edificio del frontón ocupaba un lugar apartado, pero evidentemente llamativo. Aquí Gorritxo trabaja ya con Galparsoro en la transformación de un trinquete de cristales y paredes blancas en uno de policarbonato y listones de madera que se camufla en un bosque de bambúes y gramíneas. El uso del hormigón blanco en la puerta y la ventana es la única concesión industrial a este trinquete que busca la integración en el paisaje.

El camuflaje es también el principio que guía la reforma "La trastienda de Doña Casilda" un comercio de telas en donde la habitual dispersión y confusión de estas tiendas se convierte en orden y concierto gracias a unos muebles ligeros, creados a partir de telas de abacá (fibra de banana), que esconden los catálogos y las telas.

APUNTE

José Gorritxo ha creado con Gabriel Calparsoro el mueble "Aire", un aparador clásico puesto al día.

Es una bella pieza multiusos, con mueble bar, un calienta platos, un contenedor de cubiertos, y las bandejas correspondientes para platos y manteles. Está fabricado en regia madera de abedul con piedra de lens. Un todoterreno que ganó el Primer Concurso de Mobiliario de Nájera.

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