Las demandas llueven sobre ABB
La empresa dice que podría quebrar si pierde sus juicios en EE UU
Por primera vez en el transcurso de las graves turbulencias que han afectado a la transnacional sueco-suiza Asea Brown Boveri (ABB) en los últimos años, la dirección de la empresa ha advertido sobre la posibilidad de entrar en situación de quiebra si los juicios que actualmente se desarrollan en Estados Unidos contra su filial en ese país, Combustion Engineering (CE), le fueran desfavorables. Dichos juicios están relacionados con los daños que, se argumenta por parte de los reclamantes, ha causado en la salud de los trabajadores la utilización en la fabricación de sus productos de asbesto, un material aislante similar al amianto pero de fibras más duras, actualmente prohibido.
Las demandas están relacionadas con los daños que podría haber causado en la salud de los trabajadores el uso de un producto prohibido
En un documento enviado por la dirección de la empresa al organismo rector del mercado estadounidense (SEC), se expresa textualmente lo siguiente: "Si no podemos disminuir o refinanciar nuestras deudas y las fuentes externas de capital desaparecen, nuestras posibilidades de supervivencia estarían amenazadas".
Un Tribunal de Justicia estadounidense dio el visto bueno la pasada semana a una propuesta de acuerdo presentada por ABB a sus demandantes, un año atrás, pero la aprobación está condicionada al estudio de ulteriores informaciones que la empresa debe presentar. De ese estudio podrían surgir inconvenientes legales para la ratificación de la aprobación.
La empresa presidida por Jürgen Dormann había estimado en 10.000 millones de coronas el coste de las indemnizaciones que tendría que pagar, pero habida cuenta de la legislación existente -como se ha visto en los casos de las empresas tabacaleras o productoras de alimentos-, no se descarta que esa suma pudiera multiplicarse, con efectos devastadores.
La historia de este proceso comenzó hace casi veinte años, cuando el ex director ejecutivo de ABB y artífice de la política expansiva de la empresa adquirió, en 1990, la filial norteamericana CE. Como los efectos negativos sobre la salud de quienes manipulan el asbesto -muy frecuentemente, cáncer de pulmón- puede tardar años, no fue sino hacia finales de la década de los noventa cuando comenzaron a presentarse las reclamaciones, inicialmente en número limitado y posteriormente en mayor cantidad.
La empresa ha tratado de alcanzar acuerdos ante el riesgo de que trabajadores de otros países en los que tiene o ha tenido fábricas puedan iniciar reclamaciones similares. No hay que olvidar que ABB llegó a tener una plantilla de 216.000 empleados distribuidos en más de cien países, plantilla que ahora se ha reducido a menos de la mitad. Entre las medidas adoptadas tiempo atrás está la venta de su División Petroquímica, lo que podría acelerarse en las circunstancias actuales. La demora en el proceso judicial, agravada por la posibilidad de apelaciones, corre en contra de los intereses de ABB y podría tener las consecuencias catastróficas sobre las que la propia empresa advierte.
La situación de la empresa se complica aún más por el hecho de que, paralelamente con las demandas planteadas por los abogados de los trabajadores, se ha reconocido que un empleado de la filial americana de ABB pagó o intentó pagar una comisión de aproximadamente diez millones de coronas en un país de África occidental para la obtención de un contrato sobre gas y petróleo, lo que podría conducir a una nueva demanda judicial.
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