Buddy Hackett, actor cómico
Buddy Hackett, que se inició en la comedia como joven camarero-actor en Catskill Mountains de Nueva York y acabó convirtiéndose en un ídolo como insolente cómico de clubes nocturnos y payaso de rostro inexpresivo en películas como The music man y El mundo está loco, loco, loco, falleció el 30 de junio, en su casa de Malibú, en California. Tenía 78 años.
Hackett nació en 1924 en Brooklyn, Nueva York, y su padre era tapicero. Cuando era un adolescente pasaba los veranos trabajando de camarero y botones en Catskills, el caldo de cultivo de innumerables cómicos del circuito borscht, que tuvieron desigual suerte en la escena. A finales de los años cuarenta y cincuenta trabajó como cómico de cabaret y pequeños clubes de Nueva York, ampliando posteriormente su alcance como animador, apareciendo en 1954 en Broadway en la farsa musical de Sidney Kingsley Lunatics and Lovers, que no tuvo éxito, aunque él recibió críticas positivas. En los años sesenta se convirtió en un aclamado e irreverente narrador de anécdotas. El aspecto de Hackett contribuyó a hacerle inimitable, con su corpulencia, la mirada bizca y esa forma de hablar por la comisura de sus labios.
Entre sus éxitos televisivos de los años cincuenta se encuentra su propia comedia de situación, Stanley, en la que Hackett tenía un quiosco de prensa en un ostentoso hotel de Nueva York. La serie, coprotagonizada por Carol Burnett como novia de Hackett, se emitió en directo por la NBC entre 1956 y 1957. Un año después, Hackett sustituyó a Art Carney como miembro habitual del reparto del programa de la CBS Jackie Gleason Show, y empezó a aparecer en el Tonight Show de Jack Paar. Y lo siguió haciendo cuando Johnny Carson tomó el testigo de Paar.
Como otros muchos renombrados cómicos de club nocturno, Hackett hizo su transición al cine, pero los resultados fueron muy irregulares. Algunos decían que era un Lou Costello sin su Bud Abbott.
Hackett apareció en una serie de comedias, incluida la farsa sobre la Armada All Hands on Deck. También tuvo papeles dramáticos, como en God's Little Acre, de 1958. En 1962, Hackett obtuvo más atención como actor secundario en The music man, que coprotagonizó en su papel de Marcellus Washburn, ayudando a Harold Hill, el hombre de confianza de Robert Preston.
En 1963 apareció, entre otras leyendas del entretenimiento, en El mundo está loco, loco, loco, de Stanley Kramer, cuyo reparto incluía a Berle, Phil Silvers, Sid Caesar y Spencer Tracy.
También disfrutó de un papel popular como compañero de Dean Jones y mecánico en el éxito de Disney de 1968 The Love Bug.
Pero quienes más vívidamente recuerdan a Hackett son quienes le vieron en directo. Actuó en los escenarios desde Atlantic City a Las Vegas, donde estuvo décadas actuando regularmente, especialmente en el Hotel Sahara, pero también en muchos otros casinos del Strip, incluidos El Rancho y Caesars Palace. Parecía hecho para el escenario de Las Vegas. Su actuación era picante, no apta para quien se ofendiera fácilmente, nadando en las turbias aguas del humor étnico y los chistes sexuales. Pero su pinta de chalado y sus hazañas en el escenario, unidas a sus números sin restricciones, le convirtieron en un cómico idolatrado.
Según el cantante Steve Lawrence, "Buddy fue un innovador. En su época fue el cómico más creativo que haya visto jamás".-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.