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Faunia amplía la zona dedicada a recrear la jungla

Peces gigantes, manglares y monos saimiri, nuevos atractivos de este espacio de naturaleza

Rosa Rivas

El corazón de selva amazónica que esconde Faunia latirá con más fuerza este verano gracias a nuevos impulsos vitales del reino animal y vegetal. Más plantas, más territorio, más animales (unas cien especies) pueblan una superficie circular de casi 3.000 metros cuadrados y 13 metros de altura, que parte de las frondosas copas de los árboles y desciende por los intrincados manglares para terminar en el fondo del río.

El visitante que recorre el cauce amazónico de Faunia contempla a su paso caimanes, iguanas, tucanes de pico amarillo, ranas diminutas, sapos mimetizados con las hojas, tortugas, titís, tamarinos algodonosos, pirañas, peces hacha, peces lápiz, peces dólar... Unos paneles ofrecen además abundantes datos para saciar curiosidades científicas.

Un túnel acristalado dentro del cauce del río permite descubrir un punto de vista insólito: el fondo de los manglares y el cielo acuoso por el que se deslizan los peces. Dentro del agua se entrelazan gigantes raíces de árboles y nadan sinuosamente peces gato, tigre, pulmonados, arowanas, rayas tigre, rayas motelo, pacúes negro y rojo o arapaimas gigantes de casi dos metros de longitud. El techo transparente permite contemplar todos los detalles del cuerpo de los peces.

Así, la jungla tropical que ha reproducido en la meseta madrileña este parque de naturaleza se acerca con bastante realismo al original, según opinaban ayer los naturalistas presentes en el estreno de estas novedades, entre ellos Luis Miguel Domínguez, autor de una serie documental sobre el Amazonas. "Lo fundamental es que quien entre aquí tenga las mismas sensaciones que si recorriera el río Amazonas", decía del ambicioso proyecto de Faunia su director conservador, Antonio Luis García del Campo.

De entrada, quienes siguen el viaje que propone Faunia en su ampliada jungla, notan bien en su cuerpo los 28 grados de temperatura y el 80% de humedad. Agradecen de verdad el simulacro de tormenta tropical.

Y quienes parecen estar como en casa son "los bichitos", como decía ayer un pequeño visitante del parque vestido a lo Indiana Jones. Y un mono saimiri a quien los cuidadores han puesto ese nombre, "saludaba" pizpireto a las cámaras de los periodistas, más amable que unos guacamayos tan altivos como coloristas. Manolo, líder del grupo de primates, y una madre con su diminuta cría adosada a la espalda, se sumaron a la bienvenida a Territorio Saimiri, otro estreno veraniego en Faunia.

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En la zona saimiri, las plantas (palmeras reales, mimosas púdicas, anturios...) crean un denso tejido verde, surcado por lianas, columpio y autopista para los pequeños saimiris de manos amarillas. "Se han aclimatado estupendamente y se reproducen sin problemas. Dos hembras han parido y hay otra preñada", comentaba Elena, una de las biólogas del parque.

Faunia. Carretera de Valencia, salida 6 Valdebernardo. Telf. 91 3016210. www.faunia.es

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Sobre la firma

Rosa Rivas
Periodista vinculada a EL PAÍS desde 1981. Premio Nacional de Gastronomía 2010. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense. Master en Periodismo Audiovisual por Boston University gracias a una Beca Fulbright. Autora del libro 'Felicidad. Carme Ruscalleda'. Ha colaborado con RTVE, Canal +, CBS Boston y FoolMagazine.

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