Ni collar, ni churros, ni bastón de mando
El alcalde mostró ayer las nuevas normas de protocolo en la visita a Madrid del presidente de Mauritania
Las nuevas normas de protocolo impuestas por Alberto Ruiz- Gallardón a su llegada al Ayuntamiento de Madrid se dejaron ayer notar en la visita que a la Casa de la Villa hizo el presidente de la República Islámica de Mauritania, Uld Sid Ahmed Taya. El alcalde, en esta ocasión, y a diferencia de su antecesor en el cargo, José María Álvarez del Manzano, no utilizó ni el collar municipal ni el bastón de mando, atributos de su cargo.
Las representantes de los partidos de la oposición, Trinidad Jiménez (PSOE) e Inés Sabanés (IU), tampoco se colgaron la venera -medalla de concejal-. "A mí, la verdad", señaló Sabanés, "es que se me ha olvidado traerla. Pero estoy totalmente de acuerdo con no volver a lucirla. Prefiero las ceremonias más ligeras como ésta".
Pero la falta de ornamentos no fue la única novedad del protocolo establecido por el nuevo equipo de gobierno. La mujer del alcalde, Mar Utrera, no estuvo presente en el acto. Hasta ahora era habitual la participación de la esposa de Álvarez del Manzano en este tipo de ceremonias y en la mayoría de las protocolarias celebradas en el Ayuntamiento. Según han explicado fuentes municipales, Mar Utrera limitirá su asistencia a estos eventos y seguirá un "perfil bajo" como esposa del alcalde, de la misma manera que hizo cuando Ruiz- Gallardón llegó a la presidencia del Gobierno regional.
Al no estar presente la esposa del alcalde, tampoco hubo la tradicional entrega de ramos de flores. Eso sí, los maceros, excluidos de los plenos municipales, sí participaron en la ceremonia de bienvenida al presidente de Mauritania, aunque su papel fue mucho más secundario que en otras ocasiones.
Tras la ceremonia en el exterior, el presidente de Mauritania y la corporación pasaron al salón de plenos y de ahí al Patio de Cristales, en el que en esta ocasión no se sirvió el ya habitual desayuno madrileño: chocolate, churros, azucarillos y aguardiente. Esta vez se optó por uno más europeo con café, pastas de té y zumos.
Otras de las novedades del protocolo fue ver a Ana Botella entre las concejales del Ayuntamiento, y no como esposa del presidente del Gobierno.
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