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Reportaje:LOS DISCOS DE TU VIDA

'Made in Japan', de Deep Purple

Diego A. Manrique

Deep Purple es un producto claro del final de los años sesenta: la reunión de músicos surgidos del mundillo de los conjuntos beat, estimulados por la posibilidad de tocar con toda la energía posible, con tremendo volumen y sin límite de tiempo. Un modelo de rock con fenomenal impacto en todo el mundo.

En los inicios, dudan entre varios nombres: Roundabout, Concrete God, Deep Purple. Se quedan con éste último, por razones sentimentales: Deep Purple, balada de los años treinta, es la canción favorita de la abuela de Ritchie Blackmore, el guitarrista. Están muy influidos por Vanilla Fudge, grupo pesado estadounidense especializado en versiones ralentizadas de éxitos recientes. El mimetismo funciona: Tetragrammaton, sello del actor Bill Cosby, les ficha para EE UU.

El grupo da algún golpe (Hush), pero entra en turbulencias. Se recompone con la formación mítica: Blackmore (1945); el organista Jon Lord (1941); el baterista Ian Paice (1948); el bajista Roger Glover (1945), y el cantante Ian Gillan (1945). Y van cayendo elepés contundentes -Deep Purple in rock, Fireball, Machine head- que borran incluso el deprimente recuerdo de Concerto for group and orchestra, el capricho de Jon Lord.

A principios de los setenta los grupos trabajan hasta el límite de sus fuerzas: un elepé al año y giras constantes. En Japón, la discográfica sugiere que -como otros muchos artistas- se grabe un live exclusivo para su territorio. No son conciertos felices: el primer día, en Osaka, están destrozados (Gillan todavía no se ha recuperado de una bronquitis); en Tokio tocan bien, pero falla la grabación.

La mayor parte de Made in Japan procede del segundo día en Osaka, el 16 de agosto de 1972, el más satisfactorio en opinión de Paice y Glover, los miembros del quinteto que se ocupan de mezclar las cintas. Por entonces, el doble disco en directo todavía no es un soporte aceptado por la industria, que pronto descubre que resulta aceptable para cubrir una sequía de nuevos temas o para vender de nuevo las viejas canciones.

Made in Japan justifica su existencia por la extensión de sus temas -entre 7 y 20 minutos- y por la furia de sus interpretaciones. Gillan se desgañita, Lord funde J. S. Bach y Jimmy Smith, los solos brotan torrenciales. De hecho, Made in Japan adquiere enorme reputación entre los fans del grupo, que pagan lo que sea por conseguir copias niponas. Hasta que EMI decide editarlo en todo el mundo a un precio económico, lo que explica su penetración entre los jóvenes escasos de fondos.

No disfrutan mucho de ese boom. Gillan abandona el quinteto en junio de 1973, seguido por Glover: el temperamental Blackmore convierte la convivencia en una pesadilla. El propio guitarrista se marcha en 1975, para fundar Rainbow. La historia de Deep Purple sigue como un culebrón de rupturas, enemistades eternas que se resuelven en reuniones oportunas, el circo del rock.

Todo bajo la sombra de Made in Japan. Rosendo Mercado aventura que la fórmula de este directo es "tres cuartos de chulería, un cuarto de borriquería musical". Fernando Pardo, de Sex Museum [en 1995, el grupo madrileño telonea a Deep Purple en una gira española], asegura que Made in Japan evidencia que "se puede delirar en directo sin flojear, sin perder el control. Lo que parece macarrismo es la misma agresividad de MC5 o los Stooges, los grupos high energy más santificados por la crítica".

Ian Gillan,  durante una actuación de Deep Purple en 1994 en Madrid.
Ian Gillan, durante una actuación de Deep Purple en 1994 en Madrid.ULY MARTÍN
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