"Este concierto es uno de los más importantes que ha dado la orquesta"

Juan José Mena dirige hoy a la Orquesta Sinfónica de Bilbao (BOS) en el histórico Teatro Mariinski de San Petersburgo, en el que actuará en el festival Noches Blancas, que este año cumple una década.

Pregunta. ¿Qué supone para la orquesta ir a este festival?

Respuesta. Es un honor, un privilegio. Estamos, tras cuatro años de duro trabajo, con cierto merecimiento. Van a estar las mejores orquestas del mundo. No voy a decir que estamos entre ellas, pero para nosotros este concierto es uno de los más importantes que ha dado la orquesta en su historia. Nunca habrá hecho esta orquesta un concierto de tanta importancia y en un sitio tan importante.

P. Comente sucintamente las piezas del programa.

R. El programa está hecho en colaboración directa con Valeri Guérguiev, el director del festival. Él me pidió una obra de Arriaga. Decidimos hacer la obertura de Los esclavos felices, que él conocía. También buscaba un gran solista de renombre que atrajera a más público. Pensó en grandes solistas españoles y barajamos dos nombres: Alicia de Larrocha y Pepe Romero. Larrocha estuvo pensándolo, pero al final nos dijo que no podía, porque se ha retirado ya. Entonces optamos por Pepe Romero, también internacionalmente conocido, con el Concierto de Aranjuez, una obra que domina. Ésas fueron las premisas de Guérguiev. Para la segunda parte dejó manos libres.

P. Y usted eligió Ravel.

R. Le presentamos algo en lo que la orquesta está especializada por su tipo de sonido: Mahler, Bruckner y pusimos también Ravel. Este Daphnis y Chloe lo hemos hecho en ballet, en suites, en fragmentos. Es una obra que me gusta muchísimo y que la orquesta puede hacer a buen nivel. Al final, él se decantó por Ravel. Ya otras orquestas hacían Mahler y Bruckner.

P. Para usted supone coincidir en el mismo festival con directores como el propio Guérguiev, Herreweghe o Mehta.

R. Soy lo que pueda hacer mi orquesta. Mehta, Guérguiev, toda esa gente está a otro nivel en que yo no me encuentro. Ellos pueden hacer grandísima música con las mejores orquestas del mundo. No es mi caso; yo soy Juanjo Mena y dirijo al Orquesta Sinfónica de Bilbao, e iré como director de esta orquesta sin pensar que por ir a aquel festival... Y lo mismo mi orquesta, porque creo que es inteligente. Ellos saben que no están al nivel de la Filarmónica de Viena ni yo al de Guérguiev o Mehta.

P. El concierto coincide con sus cuatro años dirigiendo la orquesta. ¿Cómo han evolucionado usted y la BOS?

R. La mayor alegría que voy a tener es renovar mi contrato, que acababa este 1 de julio, llevando a la orquesta a un festival tan importante y haciendo un papel digno. Es algo que era impensable quizá hace cuatro años. La evolución de la orquesta ha sido muy grande; estoy muy contento de la entrega de los músicos y del apoyo que se ha dado políticamente a la administración y gestión de la orquesta. Podría decir hasta aquí he llegado, pero lo más bonito es que no acaba ahí. Es un pequeño salto para un futuro de la orquesta mucho más esperanzador, en que va a salir más a la luz el trabajo tan duro de estos cuatro años.

P. ¿Ha conseguido ya la BOS ese "sonido propio" que usted se marcó como una de sus claves cuando se hizo cargo de su dirección?

R. En algún repertorio sí. Creo que mi orquesta ya puede hacer un Bruckner con un sonido determinado, que ha empezado a establecer un Beethoven sólido y que tiene grandes solistas que pueden hacer unos muy buenos Mahler. Ravel hacemos bien, pero la música francesa es más que Ravel. Lo que he hecho ha sido estabilizar el sonido o el repertorio que la orquesta puede hacer por su cualidad. Ahí sí. Otra cosa es irnos a sonidos que no son los nuestros, como los Debussy, o hacer los Mozart y los Haydn y tal. Ahí se nos ve el plumero.