"Las mujeres fueron las que me enseñaron a cantar"
"Canta Milton, no es posible que las estrellas permanezcan impasibles", escribió el obispo Pedro Casaldáliga. Para Caetano Veloso, su voz es uno de los sonidos más hermosos producidos por la especie humana. En los discos de Milton Nascimento han grabado músicos de jazz como Pat Metheny, Wayne Shorter, Herbie Hancock, Ron Carter o Jack de Johnette, y también Peter Gabriel, James Taylor, Paul Simon y Jon Anderson. Y le admiran desde Eric Clapton y David Bowie hasta Pablo Milanés y Carlos Santana. En 1995, Milton Nascimento (Río de Janeiro, 1942) estuvo a punto de abandonar la música: no había podido asimilar la pérdida repentina de varios seres queridos. La mirada de un niño mientras estaba cantando le hizo cambiar de idea. Este músico inclasificable actúa el martes 1 de julio en Madrid (Conde Duque), el día 4 inaugura el festival La Mar de Músicas en Cartagena, el 5 estará en Galapagar (Velódromo) y el día 7 en Córdoba (Gran Teatro).
"Antonio Banderas y yo hablamos de hacer un disco juntos, y en eso estamos"
"Con Ray Charles descubrí que los hombres también cantan con corazón"
Su nuevo disco, Pietá, es un homenaje a las mujeres y a su madre adoptiva, Lília, la primera mujer a la que oyó cantar. "Llegó a formar parte de un coro que dirigía Villa-Lobos", cuenta por teléfono desde la habitación de su hotel en Lisboa. "Me parecía que las mujeres cantaban con el corazón, y los hombres para mostrar la potencia de su voz", dice. Gracias a la radio conoció a cantantes de muchos países. "Brasil era un país mucho más abierto que hoy en relación al arte, principalmente para la música. Además, compraba discos e intentaba imitar a las cantantes de tal forma que pienso que me ayudó a desarrollar esa extensión vocal que tengo. Las mujeres me enseñaron a cantar", afirma. Amália Rodrigues, Edith Piaf, Libertad Lamarque, Yma Sumac o Àngela María. Y cantantes de jazz: Billie Holiday, Sarah Vaughan -con la que grabaría en 1977 su canción Travessia (Bridges)- y Doris Day. "Cuando hablo de ella, todo el mundo me mira y empieza a reír, porque la consideran un símbolo rancio de Estados Unidos. Pero hizo discos maravillosos".
Al notar que su voz se tornaba más grave, el adolescente Milton empezó a desesperarse. Sus padres no sabían por qué andaba pensativo y triste. "Tenía miedo de perder el corazón", explica. "Un día estaba en la ventana del despacho de mi padre cuando algún ángel de la guarda inventó algo llamado Ray Charles. Oí aquello y no conseguí acercarme al aparato de radio. Al terminar Stella by starlight salí gritando como un loco por toda la casa. Acababa de descubrir que los hombres también tienen corazón".
Tres nuevas voces femeninas le han acompañado ahora en la grabación de Pietá: Marina Machado, Simone Guimarães y María Rita Mariano. "En Brasil hay muchas cantantes, pero por lo general todas las voces se parecen. No es el caso de ellas". "No paré hasta conocer a Marina, porque la quería en vena. Simone se me acercó en una entrega de premios y me dijo: '¿No te acuerdas de mí?'. 'No, le contesté'. Me contó que era de una pequeña ciudad a la que yo había ido con unos amigos hacía años. Entonces recordé que estuvimos cantando en un bar y que yo tenía ganas de tocar canciones que nadie iba a pedirme. Salí a la plaza con la guitarra, me senté en un banco bien apartado y me puse a cantar Ticket to
ride, de los Beatles. Yo cierro los ojos al cantar. Noté que había alguien y, al abrirlos, allí estaba aquella cosita de cinco o seis años, sentada a mi lado, que empezó a pedirme canciones. Soy incapaz de decirle que no a un niño, así que me tocó cantar todas las que querían en el bar", dice riendo.
Y en Pietá está la hija de Elis Regina, la debutante María Rita Mariano, que estudiaba y trabajaba en Nueva York ajena al mundo de la música. "Un día me trajo un compacto que había grabado por su cuenta y me dijo: 'Escúchalo y dime qué hago con mi vida'. Sentí un escalofrío", asegura. Fue precisamente Elis Regina la primera que grabó a Milton en 1966. Y él escribía sus canciones pensando que ella las iba a cantar. "María Rita no conocía esa historia. Me llevé el disco a casa, lo escuché, y pensé que Elis me había lanzado y que ahora yo iba a lanzar a su hija. Porque la grabación era muy bonita", dice. "Pasó un tiempo hasta que le conté que tenía la intención de hacer un disco de homenaje a las mujeres a condición de que ella cantara conmigo. Me dijo que estaba loco y yo le repliqué que tenía un mes para pensárselo. Al mes la llamé por teléfono. Permaneció un rato en silencio y, tras resoplar, me dio el sí".
En Pietá, uno de los mejores discos de Milton Nascimento desde los dos Clube da
esquina, de los años setenta, o el Angelus, de 1993, estaba prevista la participación de Björk, otra admiradora del brasileño. "No pudo ser, porque estaba embarazada de ocho meses y no podía viajar. Pero queda para más adelante. También Tracy Chapman quiere trabajar conmigo".
Meses atrás le telefonearon de la productora de la película Imagining
Argentina, "porque Antonio Banderas quería utilizar mi canción María María. Hablamos los dos y nos echamos unos cuantos piropos", dice riendo. "Le había oído en Evita y me pareció que canta de veras. Se habló de hacer un disco juntos y en eso estamos. No sé cuándo va a ser ni cómo".
Gran cinéfilo, la película de Truffaut Jules et
Jim, -entró en la primera sesión y la vio tres veces-, le cambió la vida. A la salida se encerró en un cuarto con su amigo Márcio Borges y escribió su primera canción. El director Ruy Guerra le considera un buen actor. En 1982 se le pudo ver fugazmente en Fitzcarraldo, de Werner Herzog, y ha actuado en Noites do sertão y en
O viajante. Ante las cámaras de cine olvida su proverbial timidez: "Todos me elogian, pero luego nadie me llama", se lamenta.
"La humanidad sigue con la cabeza en la Edad Media. En casa teníamos un pequeño telescopio y todas las noches salíamos a buscar cuantas lunas de Saturno se veían aquel día. Mirábamos al cielo y hablábamos de cómo sería el 2000. Era casi una utopía por lo bien que íbamos a estar en la Tierra. Pero está peor que entonces. Hay guerras por todas partes, y en muchas ciudades, una violencia increíble. Casi no se puede vivir".
Babelia
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