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Maragall renuncia al legado de Pujol, pero "respeta" su aportación a la política catalana

"Cinco años más de un gobierno como el de Aznar y España estallaría", afirma

El presidente del Partit dels Socialistes (PSC), Pasqual Maragall, pidió ayer una "gran victoria" en las elecciones autonómicas de otoño para impulsar un auténtico cambio que permita a Cataluña recuperar la "ambición" y ponerse en primera línea de la transformación federal de España. En el acto de proclamación como candidato a la presidencia de la Generalitat, Maragall renunció al legado de Jordi Pujol, presidente desde 1980, aunque elogió su "contribución inmensa al capital político de Cataluña".

El día después de ser elegido candidato a la presidencia de la Generalitat por el PSC y Ciutadans pel Canvi, Maragall fue proclamado oficialmente aspirante a relevar a Pujol en un acto celebrado en el Auditori de Barcelona al que asistieron unas 2.000 personas, en su mayoría cuadros y cargos institucionales del partido. Fue un acto corto -poco más de una hora- y austero -únicamente se pasaron dos vídeos e intervinieron sólo Manuela de Madre y el propio candidato-, pero Maragall quiso darle un tono solemne, equivalente casi al de una sesión de investidura.

El aspirante a presidir la Generalitat promete "tolerancia cero" con el transfuguismo y la corrupción
Los socialistas ensayan el tándem Maragall-De Madre en el acto de lanzamiento de la campaña autonómica
El presidente del PSC pide en su proclamación como candidato una"gran victoria" para cambiar Cataluña y también España

Maragall dejó de lado la coyuntura, ignoró a todos sus rivales y desgranó el programa político de regeneración de Cataluña y también de España que lleva cuatro años preparando cuidadosamente desde la oposición en el Parlament. Y es que, a pesar de que los comicios de otoño -previsiblemente, el 16 de noviembre- son sólo autonómicos, el programa de cambio de Maragall para Cataluña va íntimamente ligado a una transformación federal de España, de la que el líder socialista quiere convertirse en motor si alcanza la presidencia de la Generalitat.

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El presidente del PSC marcó distancias con la trayectoria de Jordi Pujol y anunció un cambio no sólo de políticas, sino también de estilo: "Durante muchos años, Cataluña ha tenido un presidente que decía qué había que hacer y un país que tenía que escuchar y aplaudir o bien encerrarse en su casa", aseguró Maragall, quien dijo que su objetivo es que "Cataluña sea un país que hable y que tenga un presidente que escuche y después gobierne".

Asimismo dejó claro que su eventual victoria irá más allá de una mera alternancia y renunció expresamente al legado de Pujol, que se disputan la gran mayoría de los partidos catalanes, desde Esquerra Republicana (ERC) hasta el Partido Popular (PP). Así, el líder de los socialistas catalanes asumió "el compromiso de preservar el legado" de cuatro de los últimos cinco presidentes de la Generalitat -Francesc Macià, Lluís Companys, Josep Irla y Josep Tarradellas, todos ellos de ERC-, pero no el de Pujol. En cuanto a éste, en cambio, se limitó a mostrar "respeto por su contribución inmensa al capital político de Cataluña" y lo hizo tras subrayar que "su final ha estado poco a la altura de su propia dignidad".En la última sesión parlamentaria de control de la legislatura, el pasado miércoles, Maragall fue el dirigente que con más contundencia censuró la gestión global de Pujol, lo que llevó a éste a contraatacar con virulencia y calificar de "inútiles" a los socialistas.

Pese a ello, el líder del PSC mantiene su aspiración de atraer a su proyecto a electores procedentes de CiU y ayer volvió a subrayar que su objetivo es plantear una oferta política que trascienda los límites del PSC y de su entorno: "Me propongo hacer posible la mayor coalición que haya conocido este país: la de todos los catalanes que creen, como nosotros, que ha llegado la hora de la mejor Cataluña", aseguró.

La propuesta de cambio que Maragall plantea para Cataluña va íntimamente vinculada a la reforma de España y así se evidenció en el discurso de ayer: pocas veces un candidato a la presidencia de la Generalitat había dedicado tanto tiempo de su discurso a mostrar su ambición para rediseñar no sólo Cataluña, sino también España, para hacerla "más plural". Como Maragall recordó ayer, sus propuestas exigen la reforma del Estatut y de la Constitución, especialmente para construir un Senado federal.

Apoyo de Odón Elorza

A juicio de Maragall, que ayer estuvo arropado por el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, su programa para España contribuiría a resolver el "tema vasco". Más aún: es una condición para ello. "El tema vasco no se resolverá si Cataluña no se adelanta a decir qué quiere", afirmó el presidente del PSC. Éste consideró que los 25 años de vigencia de la actual Constitución ofrecen un balance "beneficioso, pero mejorable". Y lanzó una advertencia: "Cinco años más de un gobierno como el de Aznar y España estallaría".

Maragall también hizo una alusión a la crisis que se vive en la Asamblea de Madrid y acabó su discurso anunciando "tolerancia cero al transfuguismo y a la colisión de intereses entre el dinero y la política".

El PSC aprovechó el acto de ayer para ensayar el diseño que tiene previsto para la campaña electoral de otoño, basado en el tándem formado por Pasqual Maragall y Manuela de Madre, que representan las dos almas del partido: el vinculado a las élites culturales y políticas de Cataluña el primero, y el procedente de la inmigración de la década de 1960 la segunda. Fueron los únicos que intervinieron en el acto de ayer. El primer secretario del PSC, José Montilla, se limitó a acompañar a Maragall y a su esposa cuando entraban en el auditorio y a seguir las intervenciones desde la primera fila.

Un gran día pese a las Harley

Maragall entró y salió del Auditori al ritmo de Hoy puede ser un gran día, la conocida canción del cantautor Joan Manuel Serrat. Ayer no era todavía el gran día que Maragall espera desde hace años, pero sí el primer paso para llegar a él, y su esposa, Diana Garrigosa, no quiso perdérselo: entraron juntos en la sala y tras escuchar el discurso ésta irrumpió improvisadamente en el escenario para felicitar a su marido y besarle efusivamente.

Fue la única extra imprevista en un escenario cuidadosamente reservado para dar protagonismo al candidato y, en menor medida, a su previsible acompañante en la candidatura socialista para el otoño, la ex alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet Manuela de Madre.

Detrás de Maragall, una gran pantalla y decenas de jóvenes sentados de forma informal, siguiendo el esquema marcado por las campañas electorales en EE UU. La acumulación de jóvenes a las espaldas del candidato contrastaba con el resto del auditorio, integrado básicamente por dirigentes del partido, alcaldes y cargos públicos.

Al final, todos estaban convencidos de que, efectivamente, ayer había sido un gran día, entre otras razones porque Maragall dejó de lado su afición a improvisar y se ciñó al guión previsto. El aparato, sin embargo, pasó sus momentos de angustia, y no sólo porque el vídeo falló más de la cuenta. El encuentro de moteros de Harley-Davidson a punto estuvo de darles un susto al retrasar la llegada de varios autocares.

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