Chequeo a la plantilla para decidir ascensos

Objetivo: evaluar con detalle al 100% de la plantilla para medir el potencial de cada empleado. Los 100 empleados en nómina de Savia Amadeus, empresa de reservas turísticas, se han sometido a lo largo de los últimos meses al examen de la consultora IHR. Los resultados se han presentado en junio.

Savia Amadeus tiene ya un informe que, empleado a empleado, permite objetivar cualquier ascenso o cambio de puesto de trabajo en la compañía. Así lo reconocen su director general, Felipe González Abad, y su responsable de Recursos Humanos, Pablo Navarro. "La plantilla lo ha entendido más como una oportunidad de demostrar sus potencialidades que como una amenaza", afirma este último.

González Abad matiza: "Hay que ser prudentes, puesto que todo el mundo se ve a sí mismo de maravilla. Nuestro objetivo es que cada persona esté en el puesto de trabajo más adecuado, única forma de mantener muy cohesionada la empresa". Conseguir que los empleados, desde el director general hasta los seis administrativos, se abrieran "para enseñar sus tripas", en expresión de González Abad, ha sido tarea de María Aresti, responsable del proyecto en IHR. El proceso empezó con una estancia en la empresa de una semana. En ella, explica esta consultora, buscó ganarse la confianza de directivos y mandos intermedios para que éstos transmitieran al resto de empleados las ventajas de someterse a este examen.

Desde el director general hasta los seis administrativos, todos los trabajadores de la empresa se han sometido al proceso

Luego se hizo la evaluación. Cada empleado se desplazó a la sede de IHR en Madrid para someterse a cuatro horas de preguntas orales y escritas, desde cómo solventar situaciones cotidianas hasta sus expectativas en la empresa. "Una experiencia muy dura", reconoce González Abad tras pasar por ella, a la vez que agradece a su plantilla "el esfuerzo que ha tenido que hacer". Ninguna queja ha llegado a sus oídos.

Una vez redactados los informes, por empleado y departamentos, la siguiente etapa, dice María Aresti, consistió en "transmitir a cada empleado cuáles son sus puntos fuertes y las áreas en las que debe progresar, con un claro mensaje: autogestiónate y mejora, ya que la suma de los progresos individuales es lo que hace avanzar a la empresa". Los cambios ya han comenzado, empezando por el departamento comercial: el conocimiento del sector ha dejado de ser el valor más relevante en favor del talante y la capacidad vendedora del empleado.