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VISTO / OÍDO
Columna
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El mal mayor

"Negar la evidencia", ordenaban los responsables a los clandestinos contra el franquismo para el caso de que les agarrase la policía. Aznar va más allá: no sólo niega la evidencia, sino que ataca a las víctimas. El cinismo es una manera de ser: y el miércoles, en el duelito entre Zapatero y Aznar en el foro de la soberanía española, como dicen del Parlamento los anticuados, el Jefe negó la evidencia de que el golpe comunitario sea de su partido. El problema de Zapatero es que va con una sesión de retraso, con una respuesta de retraso, y con un ataque reprimido. No sé de qué tiene miedo: nadie va a considerarle, por eso, como una persona de izquierda. La acción del PP para quedarse con Madrid, destruir moralmente al PSOE y acercarse a las elecciones generales con, más que una ventaja, ventajismo ("Actitud y comportamiento de la persona que no tiene escrúpulos para intentar obtener un beneficio", Claves) fue para algunos un golpe de Estado legal, amparado por juristas y con posibilidades de ser defendido ante el Tercer Poder; mientras, Zapatero sólo murmuraba, y Simancas lloraba. Ahora, al pobre, le acusan de mentir "al pueblo de Madrid", porque dijo que no pediría la investidura y hele aquí, hoy mismo, en el foso de los leones. Como si nadie cambiara de actitud cuando los acontecimientos cambian, como si no estuviese en su legalidad al tratar de rechazar el golpecito de Estado que iba a suponer la convocatoria de elecciones "repetidas".

Los filósofos saben que nada se repite, que una misma acción es distinta en otro momento y tras acontecimientos distintos. Los falsos repetidores lo que quieren es anular las que perdieron y hacer otras en las que puedan ganar. Frente a ellos, este caballero cristiano, este Amadís Rodríguez Zapatero, poco puede hacer: no va a ganar así a la triada que enumeraba Max Aub para otro caso: "La mala fe, la mala follá, la mala leche".

Queda dicho que los dos son distintos. Uno trae herencia, vocabulario y bonhomía de Pablo Iglesias (¡cómo le insulta, degrada y machaca César Vidal en su biografía de ahora! ¡Cómo son todos estos!); el otro es joseantoniano ("una manera de ser", y no una manera de pensar), aprendiz de la falange franquista. Se lo digo a quienes afirman que "todos son iguales": no, no: la política es un mal, pero hay también un peor.

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