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Crítica:ALICANTE | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Manzanares sucede a Manzanares

El nuevo Manzanares tiene empaque; el nuevo Manzanares huele a torero. El nuevo Manzanares, en fin, apunta condiciones de torero excepcional. En el día de su alternativa pareció más un torero veterano que novel. Ni asomo de nervios, asentado, pisando firme y con las ideas ordenadas. Tiene plaza y planta el nuevo Manzanares. En el toro que le hizo matador, muy justo de fuerzas, cargó la faena sobre la mano izquierda. La estructura central de esa labor fueron tres buenas series de naturales, enroscándose mucho al toro en los remates de pecho. Hubo tiempo también para los cambios de mano y cierta trincherilla: un remate luminoso a faena del más puro concepto clásico. Pero ¡ay! se le fue la mano y dejó un bajonazo en el primer viaje, rectificando luego con una contundente estocada.

Ruiz / Ponce, Rivera, Manzanares

Toros de Daniel Ruiz, justos de presentación, nobles y de poca fuerza; el 5º, lidiado como sobrero; al 6º se le dio la vuelta en el arrastre. Enrique Ponce: oreja y oreja tras aviso. Rivera Ordóñez: saludos y oreja. José María Manzanares, que tomaba la alternativa: oreja y dos orejas y rabo. Plaza de Alicante, 24 de junio. 9ª y última de feria. Lleno de "no hay billetes".

Con el novillote que cerró la tarde, que tuvo raza y viaje, Manzanares se recreó por momentos. Primero con la derecha, hasta que una serie final con la izquierda, muy larga, honda y templada, le sirvió para sumar nota y redondear una faena de mucho calado. El refrendo fue otra estocada rotunda.

A dos toros con muy poca fuerza les aplicó Ponce jarabe de temple y los metió en cuidados intensivos. Ambas cuestiones obraron el milagro, pues tanto el segundo toro como el cuarto acabaron muy entregados y con más aire del que parecían tener. La primera faena no tuvo mayor secreto que llevar la muleta a media altura, tirando con suavidad. En la segunda hubo más ligereza, pues el toro, más defensivo al principio, le obligó a ello. Sin molestarlo ni someterlo, Ponce acabó dueño absoluto de un toro que al final incluso pareció incansable.

Las dos faenas de Rivera bascularon sobre la derecha. Fueron dos trabajos animosos. Primero a un toro noble con poca fuerza, mientras que el sobrero tuvo nervio. En ambos Rivera no se aclaró con la izquierda, aunque un Alicante generoso le permitió sumarse a la fiesta.

La nota emotiva del festejo sucedió en la ceremonia de la alternativa, el padre del nuevo matador de toros entregó el estoque a su hijo como acto simbólico de una alternativa especial.

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