El reencuentro de Finito
El toro que abrió plaza puso el listón alto para el resto de la corrida. Un hermoso toro, castaño retinto, hondo y bien armado. Descubrió sus virtudes nada más abrirse de capa Finito, al dibujar un viaje largo y de calidad. Apenas castigado en varas -la corrida se despachó con sumo cuidado en el primer tercio-, pasó a las manos de Finito con sus condiciones intactas. Finito se lo llevó de largo cuantas veces quiso, aunque siempre contando con todas las ventajas a su favor, al esconder exageradamente la pierna contraria. Una faena con más forma que fondo y sin llegar a estar a la altura de tan excelente toro.
Más cortito el segundo, pero muy bien hecho, también fue de fuerzas muy justas. Pero asimismo toro muy claro para la muleta. Javier Conde, siempre muy expresivo, montó una faena con más marco que contenido. Con pasajes muy luminosos y efectivos. Pero faena, al fin y al cabo, con más oropel que densidad.
Arjona/ Finito, Conde, Morante
Toros de Sánchez Arjona, correctos, nobles y de poca fuerza. Finito de Córdoba: oreja y oreja. Javier Conde: dos vueltas tras petición y oreja con dos vueltas. Morante de la Puebla: silencio y ovación. Plaza de Alicante, 22 de junio, 7ª de feria, algo más de media.
El primero de Morante tuvo escaso metraje. Muy flojo y tomando la muleta al paso y forzado, no le facilitó las cosas a un Morante empeñado en componer estética. Así, la faena ni cogió forma ni supo a nada: pocas ideas, en fin.
El cuarto tuvo tan poca fuerza como gran bondad. Asentado y muy centrado, Finito se expresó a plena confianza. La faena fue cálida cuando manejó la derecha y, en todo caso, siempre tuvo sabor de buen torero. Bien ligada, mantuvo una armoniosa estructura.
Javier Conde tuvo que ayudar mucho al noble pero muy flojo quinto: mano alta y gran cuidado y suavidad. Metido en trance, Conde montó una faena de mucha puesta en escena que caló hondo en la gente, con muletazos de bella estética.
El último no se lo puso fácil a Morante. Muy desgastado el toro, acudió al paso, con sosería y sin emoción. Puso empeño el torero e insistió por el lado izquierdo. Por ese pitón precisamente se dieron destellos aislados de calidad.
Babelia
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