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Reportaje:FÚTBOL | Última jornada de Liga

La Liga de Ronaldo

Pese a los prejuicios que acompañaron a su fichaje, el astro brasileño marcó la diferencia en los momentos decisivos

Santiago Segurola

El ciclo madridista (Liga en los años impares, Copa de Europa en los pares) se cumplió nuevamente con un equipo de jugadores fulgurantes y defectos de estructura que Ronaldo solucionó finalmente con su eficacia incomparable.

- CASILLAS. La mejor noticia para el portero, y también para el Madrid, es que entró en la normalidad. Lejos de la polémica que suscitó su periodo de suplente el pasado año, Casillas ha sido titular sin discusión. Y entre tantas figuras, se ha dedicado a su trabajo con eficacia y sin ruido. Ha tenido sus habituales momentos milagrosos, pero lo más interesante ha sido su madurez y su regularidad. Con el paso de la temporada ha conseguido que se hable menos de sus viejos problemas en el juego aéreo.

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- SALGADO. Sabe su papel y no se aparta ni un milímetro. Jugador de carácter, competitivo, ha sido fijo en la alineación. Da la impresión de funcionar mejor cuando a los demás les falta aire, o cuando los partidos se ponen duros. No es un marcador excepcional y no encuentra demasiada ayuda en un equipo que se parte por el medio. Tiene el favor del público, que valora la intensidad de su juego.

- HIERRO. Observado con lupa por la crítica, jugó a un gran nivel hasta su lesión. Su regreso fue alarmante. Sufrió un calvario frente a la Real, la Juve y el Mallorca. Recibió los primeros silbidos de su carrera en el Madrid. Más fresco en los últimos partidos, se recuperó en los momentos decisivos de la Liga. Nunca fue el más rápido de los jugadores: ahora ése supone un problema serio. Fundamental en el juego aéreo y en la creación.

- HELGUERA. Ha asumido su condición de central, donde mejor funciona. Buena temporada, con algunos signos de fatiga en el tercio de temporada. Sufre frente a los delanteros ágiles y rápidos que aparecen desde la media punta. El mejor Helguera es el que disputa partidos trascendentales: ganador, atento, contagioso. Excelente compenetración con Pavón durante la ausencia de Hierro.

- ROBERTO CARLOS. Su peor temporada en el Madrid, o la menos brillante. Todavía es un jugador importantísimo, especialmente en el juego de ataque, pero por primera vez se le ha visto flaquear frente a delanteros rápidos: Ewerthon (Borussia) y Eto'o (Mallorca). Su contribución como extremo largo también se ha reducido.

- MAKELELE. Su importancia no se discute, y menos su capacidad defensiva en un equipo sin especialistas en ese área del juego. Jugador solidario, sacrificado y eficaz. Discreto en la elaboración del juego, encontró más ayuda en la creatividad de Guti que en la compañía de Flavio y Cambiasso.

- GUTI. El hombre orquesta. Buen delantero, estupendo media punta y creativo medio centro. Decisivo en los mejores momentos del Madrid. Gran relación en el juego con Ronaldo, Zidane y Raúl. Terminó como titular por aclamación. Uno de los cinco mejores jugadores españoles de la temporada.

- FIGO. Arrancó bien y se desfondó a mitad de temporada. Nunca le faltó coraje, pero pareció envejecido, sin desborde. Pretendió resolver sus problemas de velocidad con su desplazamiento al eje del campo, donde complicó al equipo, que necesitaba amplitud y no embudos.

- ZIDANE. Junto a Raúl, el jugador más querido en el Bernabéu. Temporada intachable, con alguna fatiga que limitó sus prestaciones en los últimos partidos. Juega un poco fuera de sitio por las necesidades del dibujo. En sus mejores días no hay jugador más elegante y creativo. Mejor en el Bernabéu que fuera de casa. Le favoreció su conexión con Guti.

- RAÚL. La apendicitis cortó en seco su memorable temporada. No hay jugador más importante por todo lo que representa: competitivo como ninguno, goleador implacable, futbolista solidario. Tras un regreso que pareció un poco prematuro, volvió a su mejor estado a última hora del campeonato.

- RONALDO. El jugador del año. Hizo por el Madrid todo lo que se espera en un fenómeno: fue el héroe de los partidos más importantes de la temporada. Excelente cuenta de goles. Ágregó al Madrid el tipo de juego que le ha faltado al equipo: la posibilidad del contragolpe, del balón filtrado para aprovechar su velocidad y potencia. La afición y buena parte de la crítica le miraron con sospecha. La realidad se impuso: Ronaldo es un delantero formidable.

- PAVÓN. En un equipo que siempre pone en dificultades a sus centrales, Pavón resolvió cualquier duda sobre sus méritos. Espléndido en todas sus actuaciones, se distinguió por su inteligencia: oculta sus carencias y muestra sus cualidades. De su excelente temporada habla el debate instantáneo que se generó en el Bernabéu: Hierro o Pavón. Muchos se inclinaron por Pavón.

- FLAVIO. Uno de los mil mejores centrocampistas del mundo. Irrelevante en todos los aspectos. Ni quitó, ni jugó. Siempre parece superado por el peso de la camiseta del Madrid. Terminó orillado, sustituido en el medio campo por Guti y rechazado por los aficionados.

- CAMBIASSO. Fue la noticia en el comienzo de la temporada. Activo, intenso, con criterio para jugar y energía para defender. Se desplomó y, de repente, pareció un jugador tímido, menor, con una insufrible tendencia al pase de seguridad. Es decir, al pase atrás.

- McMANAMAN. Cada vez tiene menos papel en el Madrid, a pesar de ciertos arranques de entusiasmo que le demuestra Del Bosque. Su única virtud reconocida es su capacidad para asociarse en el juego corto. Jamás arriesga un pase, evita las situaciones de desborde y termina enredado en la banalidad. En los días difíciles no se le espera. Cae bien al público.

- MORIENTES. Relegado sin remedio al banquillo, hubo momentos donde fue suplente de suplente. Es decir, de Portillo. Apenas jugó en la primera vuelta. Aprovechó algunos de los partidos donde disfrutó de una rara titularidad, pero la sombra de Ronaldo fue excesiva. Delantero de rachas, ciclotímico, su futuro parece alejado del Madrid.

- PORTILLO. Salió a gol por minuto en sus brevísimas apariciones. Se creó una especie de entusiasmo alrededor de él. Después de su milagroso gol al Borussia, se enredó en alguna impertinencia, con declaraciones que obraron en su contra. Si no marca, obliga a preguntarse por la clase de futbolista que es.

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