"Las corporaciones transnacionales y la religión definirán la historia de este siglo"
Uno de los actos de mayor relevancia del Fòrum 2004 será el IV Parlamento de las Religiones del Mundo, que se celebrará entre los días 7 y 13 de julio de 2004, y reunirá de 8.000 a 12.000 personas entre líderes religiosos, pensadores, académicos, activistas y grupos de base de todas las religiones del mundo. Surgido en Chicago en 1893, este foro de reflexión sólo se ha reunido en otras dos ocasiones: en 1993 para celebrar su centenario en la misma ciudad norteamericana, y en 1999 en Ciudad del Cabo. Con sede en Chicago, el Parlamento está presidido en la actualidad por el ministro presbiteriano Dirk Ficca (Iowa City, 1955).
Pregunta. ¿Por qué el Parlamento eligió Barcelona para celebrar su cuarto encuentro?
"Barcelona es una ciudad con fuertes valores, más allá de la economía o la política"
Respuesta. La puesta en marcha del Fòrum 2004 en la ciudad era un buen espacio para acoger este cuarto encuentro, porque los objetivos son parecidos, como la paz, la diversidad y la sostenibilidad. Además, creo que Barcelona es una ciudad con fuertes valores, que van más allá de la economía o la política, en la que se habla y discute sobre el modelo de ciudad de futuro. Aquí, además, se debaten cuestiones como la integración de la inmigración, asuntos que no son apetecibles para otros países europeos como Francia o Alemania.
P. ¿Cuáles son los asuntos específicos que se van a tratar durante el encuentro?
R. La idea es compartir las diferentes identidades religiosas y dialogar sobre las distintas tradiciones. Todas las religiones sienten que no son bien comprendidas por el resto y que deben aprender unas de otras. También se hablará de los principales problemas que vive el mundo, como la falta de derechos humanos, las injusticias en la situación de los refugiados, el problema del agua o los conflictos religiosos.
P. ¿Todas las religiones tienen elementos en común?
R. Lo que queremos transmitir es una idea de armonía entre todas las religiones, lo que no significa ir hacia una unidad religiosa. Hay gente que teme que desde el Parlamento tratamos de crear una única religión, y esto no es así. Nuestro objetivo es minimizar las diferencias y potenciar las similitudes. Respetamos todas las tradiciones, y pedimos a judíos, católicos o budistas que vengan como representantes de estas religiones, para saber en qué temas convergimos. Da igual que tú reces a un Dios y yo no, o que tú comas carne y otro no, o si las mujeres están presentes en tus tradiciones religiosas o no. Todo el mundo tiene el derecho a practicar su propia religión, pero todos estamos de acuerdo en que el materialismo o el consumismo no solucionan nuestras necesidades espirituales. Y hay más convergencias: tanto los católicos como los musulmanes conceden gran importancia a las familias, y los budistas y animistas sienten una preocupación común por el deterioro del medio ambiente.
P. ¿Quién tiene cabida en el Parlamento?
R. No tenemos socios, no elegimos a los miembros del Parlamento. Está abierto a todas las religiones desde el momento en que lo piden.
P. ¿Cree que el mundo es ahora más religioso que a finales del siglo XX?
R. Alguien dijo que el siglo pasado se podía explicar a partir del nacionalismo y del concepto de raza. En este siglo que acabamos de entrar, las corporaciones transnacionales y la religión definirán su historia. Y creo que sí, que en estos momentos la religión tiene un papel más determinante.
P. En sentido negativo.
R. Esperamos que no sólo en sentido negativo, sino en el positivo también. La religión tiene la capacidad de potenciar los dos aspectos, y la contribución positiva de la religión es uno de los aspectos que siempre queremos potenciar.
P. ¿De dónde procede el dinero para sostener el Parlamento?
R. Hay numerosas fuentes, como donaciones individuales, ayudas de fundaciones, patrocinadores de la gente que se registre en el encuentro, etcétera.
P. ¿Qué puede ofrecer el encuentro de Barcelona para las personas que no sean religiosas?
R. No ser religioso no significa carecer de vida espiritual. Le interesará a la gente con inquietudes hacia otras tradiciones o culturas, que le preocupa el mundo e intenta hacerlo un lugar mejor.
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