Corrida noble de Zalduendo
Los dos toros de Dámaso González se sostenían con alfileres de tan poca fuerza que tenían. Pero Dámaso, con mano de santo y bajo la incontestable virtud del temple, no sólo los mantuvo en pie sino que se permitió el lujo de andar a gorrazos con ellos. Aplicó cuidados intensivos a dos faenas con el sello de la casa. El primero de El Juli, santo toro también, fue junto al sexto, el de mejor condición física. Banderilleó el matador con tanta seriedad como corrección y cuando el toro pasó a la muleta El Juli ya le había descubierto todos los valores. Muy sobrado y a gusto, hizo acopio de series sobre ambas manos. Faena asentada y centrada. No banderilleó El Juli al quinto y la faena apenas asomó ante animal tan flojo. El tercero se rompió el cuerno derecho por la cepa, aunque no llegó a desprenderse. César Jiménez abrevió. El sexto aguantó bien la lidia, aunque muy manso acabó rajado en tablas. Jiménez, descarado y pletórico, comenzó de rodillas y luego con el toro entablerado, buscó los efectos más fáciles. Le pidieron las dos orejas pero en un gesto de chulería rechazó la concedida.
Zalduendo / González, Juli, Jiménez
Toros de Zalduendo, bien presentados, nobles pero flojos. Dámaso González: saludos y oreja. El Juli: dos orejas y división de opiniones. César Jiménez: silencio y oreja. Plaza de Alicante, 20 de junio. 5ª de feria. Tres cuartos largos de entrada.