_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La razón, en coma

Qué raro. Se discute el tema de la Comunidad de Madrid, porque representa un asalto muy grave a esta democracia; más grave, por su descaro, que las violaciones por leyes, normas, acciones y omisiones, que vienen desde la muerte de Franco, y quizá desde antes, cuando se preparaban sucesiones y pactos, y el miedo a la fuerza del otro producía eso que luego se ha llamado modelo: y era un asco. Se discute con los ojos cerrados: "Cavados en tierra dura, en piedra, para no ver", decía Antonio Machado. Pero con la boca gritando. Lo ostensible es que una votación no se cumple y la región que iba a ser gobernada por una fuerza lo es por la opuesta. Se empezó remoloneando en torno a la comunicación de los resultados, se siguió diciendo que los que habían ganado en realidad habían perdido por la teoría de "la lista más votada", pero se sabe que no ganaba nunca la lista más votada sino las minorías que se coligan. Después se hizo ver que esta coalición era inaceptable por la supuesta relación de una fuerza legal con los crímenes de un monstruo ruso a mediados del siglo pasado. A pesar de todo, los resultados indicaban quiénes deberían gobernar Madrid y, cuando van a hacerlo, les roban dos diputados y les hacen perder. Se descubren tramas: constructores, planes gigantescos con multimillones por medio: se encuentran relaciones entre esos que ellos llaman disidentes y el partido que va a gobernar sin haber sido elegido: se publican hasta planos y horarios sobre las visitas a la sede del partido ganador por esa defección donde se ven las relaciones. Y cuando parece que todo se sabe, los grandes y los pequeños opinantes denuncian a la víctima: es frágil, más bien tonta, tiene gente capaz de corromperse, y hay que hacer que dimitan todos: sobre todo, los que ganaron. Nadie cita claramente a los más sospechosos, no vaya a ser que la ley castigue por acusar de supuestos corruptores a los que aprovechan el cúmulo de cosas.

Esta indignación contra la violada y su padre la producen sus hermanos: los votantes, afiliados o afines, se sienten tontos y no quieren. Parece que el ataque a la democracia lo han hecho los despojados. Y es que el sueño de la razón, dijo el grafista, produce monstruos: está en coma.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_