Girona expone la obra de Fahlström, pionero del arte interactivo
Las creaciones del artista pop y activista desbordan géneros y son críticas con el poder
Un arte sin fronteras entre las disciplinas, capaz de denunciar las desigualdades del mundo con elementos iconográficos de la cultura popular y asequible a todos los bolsillos gracias a los modernos sistemas de reproducción gráfica. Ése era el objetivo de Öyvind Fahlström (Sao Paulo, 1928 - Estocolmo, 1976), un tenaz resistente cuya trayectoria artística encarna algunas de las constantes de la creación artístico-visual de la segunda mitad del siglo XX. La exposición que puede verse en el Museo de Arte de Girona (Md'A), titulada The complete graphics and multiples, consta de 30 de sus más conocidas obras.
La exposición, comisariada por Sharon Öyvind Fahlström, viuda del artista, llega por primera vez a España después de recibir el premio a la Exposición del Año 2002 en Austria.
Öyvind Fahlström, que está considerado uno de los iniciadores de la poesía concreta -en la que la sonoridad y las repeticiones son esenciales-, realiza sus primeras obras gráficas de manera paralela a su obra literaria, a partir de los 50. En sus composiciones aparecen referentes extraídos de la poesía, la publicidad, el cine, los cómics, etcétera. También el mundo del juego inspiró muchas de sus creaciones. El artista, siempre muy crítico con el poder financiero que explotaba a los países pobres, concibió un particular Monopoly en el que aparecen representados agentes de la CIA o los movimientos de liberación del tercer mundo. En sus fuentes de inspiración poética se encuentra el movimiento surrealista.
Obra gráfica con rotulador
En Girona puede admirarse la obra gráfica Opera (1952), originada a partir de la "espontaneidad" que otorgaba a sus trazos el descubrimiento del rotulador. Esta pieza, integrada por diversas secuencias, fue un "campo de experimentación" para obras posteriores. Entre los denominados "múltiples" se encuentran obras como Masses (1976), formada por piezas imantadas pintadas que pueden moverse sobre un tablero.
Los mapas del artista sueco, muy deudores de la estética del cómic, son otras de sus curiosas creaciones. En estas opresivas miniaturas que intentan representar la explotación mundial, Öyvind Fahlström desparramaba su ironía crítica.
Sharon Öyvind Fahlström asegura que los espectadores que descubren por primera vez la obra de su marido la encuentran "fresca y totalmente contemporánea".
La comisaria de la exposición asegura que fue "un avanzado a su tiempo" y que quizás, por su complejidad y sus múltiples intereses, no puede ser reconocido "hasta después de los 50 años de su muerte". Öyvind Fahlström, que goza del reconocimiento de los críticos y ha ejercido una enorme influencia en otros artistas, es todavía un desconocido para el gran público.
La viuda del artista recuerda que Fahlström, a pesar de nacer y residir en Sao Paulo hasta los 11 años, se nacionalizó sueco en 1948 porque decidió hacer el servicio militar "en un país que no había tenido una guerra en cientos de años". No obstante, añade, "su mundo creativo es brasileño".
Öyvind Fahlström nunca consiguió que sus obras llegaran al significado pleno, que para él no era otro que la reproducción masiva y asequible. El estudioso de arte José Lebrero mantiene que la multiplicidad era "su táctica de disidencia". Su viuda asegura que, gracias a Internet -www.fahlstrom.com- se ha cumplido en parte este objetivo final de democratización del acceso a la creación. Su web, con unas 300 páginas, se cuenta entre las que dedican mayor espacio a un solo artista.
El artista sueco empezó a ser conocido en España a partir de una retrospectiva que le dedicó el IVAM de Valencia en 1992 y de otra del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona realizada en el año 2000.
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