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MÚSICA

El feliz 'swing' de Rosa Passos

He desarrollado mi trabajo poco a poco, con mucha dignidad y cariño. Siempre preocupada con la calidad, sin perder la característica más importante de la música brasileña, que es la parte rítmica, una cosa muy balançada, swingada", afirma.

Rosa Passos vive en la capital federal, fuera del eje Río-São Paulo, no aparece en televisión y apenas se la escucha en la radio, pero ya entusiasmó a miles de personas en el Hollywood Bowl, de Los Ángeles, y ha llamado la atención de Ron Carter, una leyenda viva del contrabajo en el jazz, y de Yo-Yo Ma, uno de los chelistas más valorados del ámbito clásico.

"Me escribe gente que compra mis discos en Brasil, se los llevan a su país y los hacen escuchar a otros. Funciona el boca a boca", dice esta mujer, nacida en 1952 en Salvador de Bahía, que salió de Brasil por primera vez en 1991 para presentarse tres noches en un club de jazz de Tokio. Desde entonces ha regresado a Japón cuatro veces. "Mis discos llegan primero y eso facilita las cosas, porque la gente ya conoce tu trabajo".

Hasta aquel primer viaje, Rosa Passos se había dedicado a ver crecer a sus hijos y a ocuparse de la casa, "aunque no dejaba de escribir canciones". "Tengo tantas que podría hacer un trabajo autoral más fuerte. Luego conocí a Lula Galvão, a Jorge Helder, y actuábamos por la noche. Crecimos juntos. De ahí esa afinidad entre nosotros. Esa época me ayudó a madurar, a descubrir mi lado de intérprete".

Del primer local de Brasilia en el que cabían unas ochenta personas a las 14.000 de Los Ángeles en 1997: "Me invitó Óscar Castro-Neves a participar en la noche brasileña junto a Djavan y João Bosco". En 45 minutos vendió todos los discos que había llevado. Los 90. Y porque no había más. "No daba crédito a que tanta gente se acercara a la mesa para felicitarme. También me ocurrió en Copenhague. Fui con mi marido y llevamos 200 discos. En menos de una hora estaban todos vendidos. Soy muy feliz porque veo el resultado de todo aquello que planté. Y ya no necesito probar nada a nadie".

Un disco de João Gilberto cambió su vida cuando tenía 11 años. "Uno con A felicidade y O nosso amor. Mi hermana fue a ver la película Orfeo negro y lo compró. Quedé fascinada por cómo conducía la música, la dinámica, el intimismo, la manera de tocar la guitarra", confiesa. "Puedes oírle todos los días y siempre te sorprende. Su música es eterna". Un crítico la bautizó como "João Gilberto de faldas". ¿Se sintió ofendida? "Para mí es un honor porque él es un mito, un patrimonio de la música brasileña".

Sus discos más recientes son Eu e meu coração (Velas/Autor) -"un encargo tras actuar en solitario en un encuentro de productores y distribuidores en Nueva Orleans. Regresé corriendo a Brasil, pensé en añadir un bajo, y lo hicimos en cinco días"-, Azul (Velas/Autor) -"con la intención de mostrar mi versatilidad como intérprete, no tan intimista"- y Entre amigos (Chesky/Discmedi), que firma con Ron Carter: "Participé en un homenaje a Elis Regina, en el Lincoln Center, y conocí al dueño de Chesky, que me dijo que admiraba mi trabajo. Se hizo en una iglesia de Nueva York. Tienes que ser muy preciso, como las antiguas cantantes americanas que grababan en directo, porque si alguien se equivoca hay que volver a empezar todo de nuevo. En Por causa de você estábamos solos Ron Carter y yo, y acabé llorando".

Casi se pone nerviosa al hablar de Yo-Yo Ma. "No podía imaginar que conociera mi trabajo. Recibí una invitación suya para cantar dos obras de Jobim en su nuevo disco. Una es Amor em paz y la otra Chega de saudade, con mi arreglo y tocando la guitarra como él quería". El chelista también cuenta con ella para la gira, con orquestas sinfónicas, que lo llevará este verano a Chicago, Washington o Nueva York, y, en otoño, a Asia.

Rosa Passos, que tiene a Shirley Horn como referencia y siente devoción por Nancy Wilson, es una de las contadas personas capaces de tomar el clásico más sobado y, sin desnaturalizarlo, hacer una versión única. "Las cosas me vienen a veces de forma muy clara. Esa facilidad para recibir la inspiración me parece algo muy espiritual. Y me siento una privilegiada por la idea de Aguas de marzo, por tener la suerte de que se diga que hago una Aquarela do Brasil que no recuerda a nadie".

Rosa Passos actúa el 28 de junio, en Borja, Zaragoza; el 4 de julio, en San Javier, Murcia; el 5, en Valencia (Claustro de la Universidad Literaria); los días 7, 8 y 9, en Madrid (Calle 54); el 11, en Pamplona, y el 12, en Almuñécar, Granada.

La cantante brasileña Rosa Passos.
La cantante brasileña Rosa Passos.

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