Isidoro Capdepón, el poeta inventado de Lorca
Federico García Lorca no es ya sólo un personaje que sirve para material de ficción, sino que él mismo también construyó personajes para la pura ficción. Es el caso de Isidoro Capdepón, un poeta granadino, emigrante retornado de las Américas, para quien Lorca y sus compañeros de tertulia pidieron, en 1923, el ingreso en la Real Academia de la Lengua. Muchos se interesaron por el poeta y hasta quisieron conocerlo... Sólo que Isidoro Capdepón no existía, no existió nunca. Era un personaje inventado.
Ahora lo ha rescatado el catedrático granadino de Literatura Andrés Soria, que última su libro Fábula de fuentes (La tradición y la vida literaria de Federico García Lorca), una obra en la que analiza las influencias en el poeta granadino. Capdepón es uno de los personajes que aparecen en ese libro.
Isidoro Capdepón fue inventado por la tertulia del Rinconcillo, en la que estaban Federico García Lorca, su hermano, o Vicente Mora Guarnido, en torno a 1918. Su poesía era rancia, anodina, llena de tópicos, con versos engominados y relamidos. Eso sí, técnicamente perfectos.
Uno de esos poemas, titulado Segunda visita de Capdepón a la bella ciudad de Granada, comenzaba así: "Héme otra vez. Segunda vez mi frente/ recibe los efluvios de Granada/Odalisca que sueña recostada/ sobre la falda de la mole ingente". "Los versos los solían escribir entre todos, aunque era Francisco quien más trabajaba en ellos", explica Soria. "Era su forma de burlarse de los poetas viejos, del estilo a la usanza. Se reunían y comenzaban a hacer poemas al estilo de... Aquello debía ser bastante divertido".
De Isidoro Capdepón Fernández se sabía que había emigrado a Guatemala, en donde escribió su "ingente obra", plagada de nostalgia por los rincones de Granada, y que luego regresó a la ciudad. Hablaban de él en el periódico El Defensor de Granada y hasta su director, Constatino Ruiz Carnero, gran amigo de Lorca, hacía referencia al "insigne" poeta en sus columnas de opinión.
Andrés Soria explica que el personaje de Capdepón, que existió hasta el año 1927, en que fue sustituido por otro no menos rimbombante, Emiliano Sandoval y Lindoré, respondía al criterio de los nuevos poetas: burlarse de la Granada rancia y mogigata. Bajo ese principio inventaron también una revista, gallo, con minúscula, absolutamente revolucionaria para su época, con colaboraciones de Dalí. Inmediatamente inventaron una réplica, pavo, que era una reacción a gallo por parte de la juventud más reaccionaria y bien pensante de la ciudad.
El hecho es que por Isidoro Capdepón se interesó un poeta sevillano, de parecido estilo, y Lorca y sus amigos lo tuvieron engañado durante meses. Este poeta incluso no llegó a ver mal la propuesta hecha desde Granada de que se nombrara académico de la Lengua a Capdepón Fernández. Luego se enfadó al comprender que todo había sido una broma.
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