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TIROS LIBRES | BALONCESTO | Semifinales de la Liga ACB
Columna
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Agrupados

Cualquier equipo que se precie debe estar agrupado alrededor de algo que lo aglutine, dotándole de señas de identidad propias, diferenciándolo del resto. Una idea, un estilo, un objetivo, un sueño o simplemente un jugador. El abanico es amplio, lo que no significa que sea sencillo. Su complejidad nace de la necesidad de ser compartido por todos sus miembros, de la obligatoriedad de ser asumido hasta las últimas consecuencias para incorporarlo a todos sus mecanismos. No es casualidad que los cuatro equipos que han sobrevivido en la Liga cumplan, con sus particularidades, esta premisa. Barça, Pamesa, Unicaja y Estudiantes son equipos reconocibles en sus fondos y en sus formas, cuentan con criterios definidos en sus quehaceres y han forjado sus éxitos precisamente en su capacidad para reunirse y fortalecerse alrededor de ejes diferentes pero con un significado común. El del Barça se llama Bodiroga. Es el azulgrana un equipo al que todavía cuesta definir muchos de sus comportamientos en cuanto al juego propiamente dicho, pero donde todos, jugadores, técnicos y afición encuentran su punto en común es en la jerarquía de este impagable jugador. Cuando llega la hora de Bodiroga, sus dudas se diluyen y aparecen las certezas, la confianza ciega y en la mayoría de los casos, la victoria. El aglutinador del Unicaja está en el banquillo y se llama Maljkovic. El veterano técnico ha forjado a lo largo de los años que ha estado en Málaga un equipo a su imagen y semejanza, donde todo gira alrededor de su sabiduría. El método Pamesa nada en ambas orillas, pero su poción mágica hay que buscarla en el objetivo que se han marcado. Los valencianos han demostrado su inequívoca intención de lograr un equipo campeón y seguro que no pararán hasta conseguirlo. Es un conjunto en mitad de una entusiasta misión definida y compartida por todos. Sueñan los jugadores, los entrenadores y su afición, paso necesario para que los sueños puedan realizarse. Por último está el Estudiantes, que después de unos años de cierto despiste decidió que la historia no se escribe porque sí, y su único camino para tener algo que decir es atender a sus enseñanzas y recuperar el estilo que les hizo diferentes. Rapidez, contraataque, rebotes pese a su desventaja en altura, cierto grado de descontrol, algún que otro norteamericano tan espectacular para la grada como errático para los más heterodoxos. Al final, tomando caminos diferentes, los cuatro llegan al mismo punto: unanimidad y fortaleza.

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