Un yacaré en busca y captura
Efectivos de la Guardia Civil y agentes del Canal de Isabel II intentan localizar a un cocodrilo en el embalse de Valmayor
El embalse de Valmayor vivía ayer una tranquilidad inusual. Sus aguas, otrora surcadas por decenas de aficionados al windsurf o a los deportes de vela en un día de calor previo a un fin de semana, eran un remanso de paz. Sólo una decena de oscuros ánades rayaban este pantano ante la mirada expectante de algunos deportistas. El motivo no era otro que la eventual existencia de uno o dos cocodrilos de grandes dimensiones, que desde el pasado martes están siendo buscados por la Guardia Civil, agentes de la Consejería de Medio Ambiente y policías locales de Galapagar y Colmenarejo.
Un sol de justicia caía ayer de lleno sobre el embalse de Valmayor, el segundo más grande de la región. El visitante que fuera ajeno a la operación cocodrilo se veía sorprendido desde el primer momento. Cientos de metros de cintas plásticas de la Guardia Civil y del Canal de Isabel II, que gestiona el embalse, prohibían la entrada de los pescadores a las orillas, que siempre están abiertas. Daba lo mismo desviarse por la entrada de la urbanización de Los Arroyos, en la carretera que une Galapagar con El Escorial, que optar por la urbanización El Paraíso, en Valdemorillo, justo en el punto opuesto. Todas estaban clausuradas.
La búsqueda del cocodrilo era la comidilla de todos los aficionados del embalse de Valmayor. Eso no arredró a algunos pescadores, que se saltaron la prohibición y lanzaron sus cañas en más de una ocasión. Fue el caso del rumano Jorge Sorin, que entró al embalse por la urbanización El Paraíso. "Ayer [por el jueves] sí se veía a muchos guardias civiles y guardas, pero hoy [por ayer] no he visto a nadie. Se han debido de dar cuenta de que es una tontería y han parado la búsqueda", explicaba este deportista. "En los últimos tres meses no he dejado de venir y desde luego no he visto nada que se parezca a un bicho de esas dimensiones. Lo único que puede pasar es que la mujer que dijo haber visto al cocodrilo lo confundiera con los peces de hasta 20 kilos que hay en este embalse", añadía el rumano.
Detrás de Sorin, dos aficionados al windsurf, con prismáticos en la mano, le daban la razón. Ellos también suelen navegar de forma regular y desde luego no han visto nada que se parezca a un yacaré. "Imagínate que el otro día, cuando te caíste cerca de la presa, llega el cocodrilo y se pega un festín a tu costa. ¡Vaya gracia, ¿eh?", se mofaba un compañero. El otro también sonreía.
Esos comentarios hacían ver cosas que desde luego no son de la forma de los cocodrilos. Así le pasó a Mariano Urdín, un aficionado al piragüismo que el miércoles anterior se sorprendió al ver un tronco de grandes dimensiones. "Al principio me sorprendió verlo, pero como cuando me acerqué se hundió, no le di más importancia. ¿Mira que si en realidad era el cocodrilo que están buscando?", se preguntaba incrédulo este aficionado.
Pero enseguida surgían varios razonamientos en contra. En primer lugar, las aguas del embalse son frías (rondan los 13º y 15º) para un animal de estas características. Además, según algún experto, en el embalse no hay especies con las que podría alimentarse circunstancialmente el peligroso reptil. "El embalse es muy profundo, lo que tampoco atrae mucho a los cocodrilos. En algunas zonas llega a los 80 metros. Además, es un animal esquivo que no se enfrenta con la gente. Y más éste, que se ha debido de criar en cautividad", elucubraba ayer Alfonso López, un vecino de Torrelodones que practica la vela y el káyak en Valmayor desde hace más de 15 años.
"Además, que no se hayan encontrado huellas de un animal que pesa entre 150 y 200 kilos ya resulta raro. En vez de eso, habría que ver si la mujer que dijo ver al cocodrilo está bien de la vista, porque el jaleo que ha liado ha sido enorme", señaló el inmigrante rumano.
Un portavoz del instituto armado aseguró que el operativo de búsqueda se mantenía por tierra, agua y aire. Sin embargo, ni los aficionados que se acercaron a Valmayor ni los vigilantes del club deportivo del Canal les vieron en todo el día. "Sólo han venido dos policías locales de Colmenarejo para ver cómo nos iba, pero en ningún momento en labores de búsqueda", comentó uno de los guardas.
El club náutico que existe junto a la presa, en la zona sur del embalse, también estaba cerrado. Sendos comunicados avisaban a los usuarios que la posible existencia de dos grandes reptiles tipo caimán obligaba a cerrar las instalaciones: "Ante la noticia de que un cocodrilo podría encontrarse en las aguas del embalse de Valmayor, la Confederación Hidrográfica del Tajo ha suspendido, de forma cautelar, la navegación en el embalse".
Un centenar de embarcaciones de vela estaba varado en las proximidades, a pesar de la suave brisa que invitaba a fletar las naos. El Canal de Isabel II y Proingest, la empresa que gestiona el club, ofrece como alternativa a los miembros de esta asociación navegar gratuitamente por el embalse de El Atazar, en Cervera de Buitrago, según el comunicado.
"Y eso no es lo malo. Mañana [por hoy] sí que vendrá un montón de gente para ver si encuentra al bicho. Y como esto siga cerrado, se va a montar un lío de mucho cuidado", comentaba otro paseante de Valmayor. Mientras, los guardias civiles rastreaban las zonas menos accesibles al público.
Truchas y carpas para un caimán
Todos los aficionados a la pesca y a los deportes acuáticos que se juntaron en Valmayor coincidían en que el embalse no ofrece una alimentación adecuada a un cocodrilo como el que está buscando denodadamente la Guardia Civil. Según los carteles explicativos del Canal de Isabel II, en el agua viven truchas arco iris, carpas, carpines, lucios y tencas, entre otras especies.
En sus orillas se crían el sapo común, el sapo partero, la ranita de San Antonio, el galápago leproso o la culebra viperina. La gran charca es lugar preferido para una decena de aves, entre las que destacan el ánade real, el cormorán grande o las gaviotas. Ninguna de estas especies, según algunos entendidos, son "muy apetecibles" para los caimanes. Quizá se decante por los mamíferos que acuden a beber a sus orillas, como los jabalíes, las comadrejas, el zorro, la liebre o los conejos. Eso sí, si logra capturarlos, ya que se ha debido de criar en cautividad.
La búsqueda tampoco resulta fácil para el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. Valmayor es el segundo embalse más grande de la región. Entró en servicio en 1976. Tiene una extensión máxima de 755 hectáreas y una longitud de riberas de 36 kilómetros, con una capacidad total de 124 hectómetros cúbicos. Regula la cuenca del río Aulencia, aunque se nutre del Guadarrama, a través del trasvase de Las Nieves.
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