Ferrero alcanza su segunda final
El tenista valenciano eliminó a Albert Costa, ganador del torneo en 2002, y se enfrentará al holandés Martin Verkerk
Ayer también era el campeón, pero el espíritu del título parecía haberle abandonado. Albert Costa no logró la cuarta remontada en su más maratoniano Roland Garros y sucumbió frente al aspirante más sólido, el valenciano Juan Carlos Ferrero, por 6-3, 7-6 (7-5), 6-4 en 2 horas y 44 minutos. La semifinal que presentaba a los mismos protagonistas de la final de 2002 deparó un nuevo ganador.
Albert Costa, de 27 años, nunca se rindió, siempre luchó para defender sus posibilidades, pero esta vez le faltó, tal vez, el plus de garra y sacrificio que había ofrecido en los demás partidos en los que, casi milagrosamente, había logrado en la quinta manga doblegar a los rivales que le aventajaban por 2-0. En esta ocasión, o no halló los recursos en su zurrón porque comenzaba a estar vacío de reservas, o tuvo enfrente a un rival que no le permitió levantarse.
El servicio de Ferrero marcó la pauta del juego y le concedió un ascendente en los puntos
De los nueve españoles que han jugado la final de Roland Garros, sólo cinco han ganado
Ferrero, tercer jugador mundial, disputará la final de París por segunda vez consecutiva, confirmando una progresión que sólo parece poder conducirle al título. En sus dos primeros años llegó a las semifinales, y el año pasado perdió la final ante el leridano. Esta vez disputará el título al sorprendente gigante holandés Martin Verkerk (46º), que ayer eliminó al infatigable argentino Guillermo Coria, en la otra semifinal.
De los nueve españoles que han disputado la final en Roland Garros, sólo cinco han ganado el título. Ferrero no ha entrado aún en la lista de los Manuel Santana (campeón dos veces), Andrés Gimeno, Sergi Bruguera (doble campeón), Carlos Moyà y Albert Costa. Permanece en la de Manuel Orantes, Alberto Berasategui y Àlex Corretja, que se quedaron a las puertas del triunfo. Hoy, sin embargo, tendrá su segunda oportunidad, ante un jugador al que ganó el año pasado en su único enfrentamiento en el torneo de Kitzbühel.
Ferrero no le hizo ayer ninguna concesión a Costa. Entró en la pista con una mentalidad ganadora y con el recuerdo de la final del año pasado, de la derrota que más le dolió. "Entonces no estaba bien físicamente", recordó el valenciano, que había ganado un juego en las dos primeras mangas y perdió en cuatro. "Ahora, en cambio, me siento perfecto. Creo que he hecho un gran partido, y he intentado mantener siempre el mismo nivel de juego para impedir que Albert pudiera meterse de nuevo en el partido".
La primera manga se resolvió de forma rápida y precisa, sin que Costa pudiera apenas levantar la cabeza. El servicio de Ferrero marcaba la pauta del juego, porque le concedía un ascendente en los puntos que le permitía acabarlos con golpes certeros rozando las líneas. El partido adquirió un mejor tono a partir del final de la primera manga, cuando Costa, viendo que se le estaba escapando, decidió quitarse la tensión de encima, ser más agresivo y meterse más dentro de la pista. Cuando lo hizo consiguió cambiar el panorama y abrir una ventana por la que poder vislumbrar una hipotética victoria. Sin embargo, frente a un tenista del calibre de Ferrero hay que estar muy fino para jugar de esta forma sin salir perjudicado.
"Siempre pensé que podía dar la vuelta al partido", dijo el tenista leridano. "Pero hoy Ferrero ha sabido cómo jugarme. Tuve mis oportunidades en la segunda manga, pero después ya no me concedió más".
Eso ocurrió cuando Costa parecía haber iniciado una remontada en la segunda manga, cuando llegó a dominarla por 4-2 y 5-3. Sus problemas llegaron justo en el momento en que tuvo que decirla. Cuando sacó para la manga con 5-4, cometió dos dobles faltas y perdió el juego. Y luego, en el desempate, con 5-3, vio como Ferrero remontaba hasta ganar. En el tercer set ya no le perdonó.
"Me siento orgulloso de lo que he hecho", concluyó el leridano, quien, finalmente llegó hasta el penúltimo escalón después de haber estado a punto, en la primera ronda, de entrar en el libro de los récords negativos del Open francés como el primer defensor del título que caía a la primera: iba perdiendo por dos mangas a cero y 5-3 en la tercera ante el desconocido argentino Roitman, pero se recuperó y firmó su primera remontada en cinco sets. Después de Roitman atravesó similar peripecia ante el ecuatoriano Lapentti, en la terecra ronda, y ante el compatriota Tommy Robredo, en cuartos. Ante Ferrero su cuerpo le dijo basta. "Pero he recuperado mi juego cuando pensaba que lo había perdido", se consoló.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.