"La ciencia se enseña muy mal, de forma absolutamente dogmática"
Félix Ares (Madrid, 1947), ingeniero de Telecomunicaciones, conoce más de una faceta de la ciencia, desde la investigación -en un centro de IBM o en el grupo de nuevas tecnologías de Kutxa-, hasta la divulgación como director del Museo de la Ciencia de San Sebastián. Su currículum le confiere autoridad para afirmar: "Somos analfabetos científicos".
Pregunta. ¿Qué ha aportado la existencia del Museo de la Ciencia?
Respuesta. Creo que hemos cubierto la necesidad que existía de divulgación científica. Tenemos una media de 140.000 visitantes al año, frente a los 250.000 del Museo de Barcelona, lo que está muy bien para una ciudad como la nuestra. Pienso que nuestra labor es importantísima porque vivimos rodeados de ciencia, de la que dependen los puestos de trabajo y la calidad de vida, y no la conocemos. Quizá hemos conseguido despertar alguna vocación científica.
P. ¿La proliferación de museos de la ciencia se debe a motivos turísticos o a una voluntad divulgadora?
R. No hay una única motivación. Hace unos años, la UE lanzó la voz de alarma por la falta de vocaciones y se planteó darle la vuelta a esta realidad. Una de las formas de hacerlo es ésta, demostrar que la ciencia no es un monstruo.
P. ¿Cómo se explica esta falta de vocaciones?
R. Sinceramente, no lo sé. Hay veces que pienso que, como ahora todo es audiovisual, todos quieren ser actores, hacer vídeos o convertirse en lo que ven en las series de televisión. Y como no hay ninguna de científicos... Estaba CSI, pero la quitaron y podía haber traído vocaciones. El problema es que la ciencia se enseña muy mal, de una forma absolutamente dogmática. A lo mejor no hay otra forma de hacerlo.
P. ¿Y ustedes en su caso cómo lo hacen?
R. Contamos cuatro ideas conceptuales muy simples, pero con incentivos. Por ejemplo, les preguntamos su fecha y hora exacta del nacimiento y les mostramos el cielo que había en ese momento. Se trata de motivar a la gente. Mostramos el fenómeno y quizá conseguimos sembrar la curiosidad para ir más allá.
P. ¿Existe un miedo a la ciencia?
R. Sin duda. Y además, si estudias la historia, ves que es repetitivo. Se inventó la cocina eléctrica y se dijo que producía cáncer; se inventó el teléfono y se hablaba de la transmisión de tuberculosis... Luego llegan las antenas GSM o el microondas y se habla también de auténticas barbaridades. Es el miedo a lo desconocido.
P. ¿El revuelo sobre las antenas es gratuíto?
R. Sí. La Organización Mundial de la Salud está haciendo un estudio impresionante sobre este tema y todos los test dan negativo.
P. ¿Hasta qué punto está la gente informada y los políticos preparados para legislar cuestiones científicas?
R. Somos analfabéticos científicos. Ésta es una de las cuestiones, que para llegar a la auténtica democracia los ciudadanos deben tener unas nociones. Por desgracia, ahora mismo la gente no sabe lo que vota en cuestiones como la instalación de centrales nucleares. Los políticos..., creo que están mejorando. La cuestión es que si queremos ser un país importante tenemos que dedicar mucho dinero a investigaciones que nadie sabe si servirán de algo.
P. ¿Qué porcentaje de los descubrimientos científicos se debe al azar?
R. Casi todos los básicos. La ciencia es creatividad y muchas veces están investigando una cosa y te sale otra.Yo me pregunto: ¿Habríamos dado dinero a unos locos para que analizaran la estructura de un cristal de cuarzo? Hace 70 años lo hicieron y de esa tontería salió la estructura del ADN y, de ahí, medicinas para muchas enfermedades.
PERFIL
Félix Ares es un hombre inquieto, curioso. Sólo así se explica que concluyese sus estudios de ingeniería técnica, se doctorara en Informática y todavía tuviera ganas de hacer dos posgrados en Recursos Humanos y Dirección Bancaria y varios cursos relacionados con la comunicación. Hace cinco años dejó su puesto en el grupo de nuevas tecnologías de la Kutxa y comenzó a idear el Kutxaespacio, que dirige desde su apertura hace tres años.
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