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El fin de la Terra prometida

La OPA de Telefónica sobre su filial, lanzada por la mitad de su precio de colocación en Bolsa, confirma los problemas de su modelo de negocio y de gestión financiera

Telefónica ha decidido poner fin a la aventura en solitario de Terra. El pasado martes, la operadora lanzó una OPA por el 100% del capital de su filial, por un precio de 5,25 euros por acción. La oferta supone una prima del 15% sobre la cotización media de Terra en los últimos seis meses, pero es la mitad del precio de salida a Bolsa de la compañía (11,81 euros), en noviembre de 1999.

La operación supone la confirmación de varios hechos. Es el fracaso definitivo de un modelo de negocio, y de gestión financiera, basada en la salida a Bolsa, primero, y en el mantenimiento de su cotización después por encima de otros criterios. La dependencia del parqué supuso que los objetivos de la compañía oscilaran con las cotizaciones: búsqueda de crecimiento hasta abril de 2000 y, tras la caída del Nasdaq, la rentabilidad a toda costa.

La vuelta de Terra al seno de Telefónica revela también las carencias de la cuidadosa operación de colocación del valor en el parqué. La operadora, presidida entonces por Juan Villalonga, decidió hace cuatro años aprovechar el maremoto bursátil de las compañías de Internet y sacar a Bolsa su filial Telefónica Interactiva. Según las cuentas de la operadora, en 1998 Interactiva valía 60.000 euros. Después de unos meses de compras de empresas e integración de las puntocom de las filiales latinoamericanas, la compañía ya valía 6.000 millones de euros, según Lehman Brothers. La compra de Lycos, en mayo de 2000, es un paso más en esa estrategia que exigían los inversores: crecer, aun a costa de la rentabilidad.

La llegada del equipo de César Alierta, con Joaquim Agut como presidente de Terra a la cabeza, marca el comienzo de una nueva era, con el objetivo de la rentabilidad, aun a costa del crecimiento. La compañía acaba de cerrar su sexto trimestre consecutivo de caída de ingresos y sin conseguir beneficios. La operación de Telefónica supone una vuelta, así, a 1998, aunque la compañía no ha concretado el futuro de los empleados de Terra y de algunos de sus activos, como Lycos. Por el camino han quedado cientos de accionistas que se sienten perjudicados por el precio de OPA. El protector del inversor asegura que es demasiado barata, teniendo en cuenta el precio de salida a Bolsa en 1999.

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