Uralita inicia su cura de salud
Los Serratosa barajan como paliativo el futuro de Aragonesas
Energías e Industrias Aragonesas, una empresa química rentable y con cierta solera, se ha transformado en remedio fácil para los quebraderos de cabeza de los nuevos socios mayoritarios del Grupo Uralita, la familia Serratosa.
Los dueños de Uralita han adelantado que venderán activos inmobiliarios para hacer caja, pero su primer objetivo es fijar el modelo de empresa
El desembarco de los Serratosa llevó a Uralita a ampliar su posición en Aragonesas hasta controlar una amplía mayoría de la química
Los históricos propietarios de Valenciana de Cementos, cuya venta a la mexicana Cemex asentó la solvencia de la sociedad de inversiones Nefinsa, apuntaron inicialmente a la alta tecnología, pero se acercaron de nuevo a su negocio original con la compra de una empresa de materiales de construcción. Nefinsa pagó en noviembre pasado 179 millones de euros por el 47% del capital de Uralita, una sociedad que había optado por una ambiciosa expansión internacional en países vecinos de la Unión Europea, incluso en Estados Unidos, pero que había acumulado, en paralelo, una deuda de unos 500 millones de euros y una caída a la mitad de su cotización bursátil entre 1997 y 2002.
Los Serratosa tienen previsto anunciar un plan estratégico de saneamiento para Uralita el próximo mes de junio, una cura de salud que se desarrollará entre 2004 y 2006. Ya han deslizado que se desprenderán de activos inmobiliarios para hacer caja, pero el primer objetivo es establecer el modelo de empresa.
La vinculación inicial entre Uralita y Aragonesas surgió hace diez años, cuando empezó a proliferar el PVC (polivinilo de cloruro) como material de construcción. Aragonesas siempre se ha especializado en cloro y Uralita asumió hace años el control de la mitad de la empresa química con la aparente intención de lograr una integración vertical de ambas sociedades.
Aragonesas sigue siendo una empresa rentable, pero Uralita necesita un plan de saneamiento. Cuando los Serratosa tomaron el control de la compañía, Uralita amplió su posición en Aragonesas hasta controlar una amplísima mayoría de la empresa química a un precio de siete euros por acción.
El control absoluto sobre Aragonesas les permite dos opciones, o venderla para hacer caja si obtienen un buen precio o repartirla entre los accionistas como dividendo, un bálsamo para sostener la vocación integradora que formalmente inspiró la OPA hostil sobre parte del capital de Uralita. Pero los Serratosa guardan celosamente su última palabra.
Un asesor financiero madrileño, que casualmente estuvo vinculado a Uralita hace años, sugiere que "lo más normal sería que hicieran caja si obtienen un buen precio", pero recuerda que Aragonesas "sigue siendo rentable". El posible reparto de la sociedad entre los accionistas de Uralita "sería como regalar cajas de bombones", comenta.
Jesús Araújo, de Tea Cegos en Valencia, apunta en la misma dirección. "Cuando Uralita amplió su presencia en Aragonesas era porque resultaba rentable", afirma. Pero añade: "Hace unos años la integración vertical era una opción estratégica muy considerada". Así se explicaría la entrada de Uralita en Aragonesas hace una década con intención de obtener economías de escala en la producción de PVC. "Sin embargo, en la actualidad se apuesta por la desagregación y la especialización", añade.
Del cemento a los aislantes
Los negocios de la familia Serratosa crecieron vinculados durante 75 largos años a Valenciana de Cementos, empresa que vendieron en 1992 a la empresa nacional mexicana Cemex. Las plusvalías de la operación fueron el origen de Nefinsa, la sociedad de inversiones de la familia Serratosa, que apuntó inicialmente a negocios muy especializados. La compañía de aviación regional Air Nostrum y la fabricante de aerogeneradores y estructuras aeronáuticas Gamesa fueron las apuestas más sólidas.
Nefinsa también tomó posiciones en Nefitel, filial de telefonía móvil; Colebega, embotelladora y distribuidora de Coca-Cola en la Comunidad Valenciana, o Complejo Medioambiental de Andalucía, la mayor instalación de tratamiento de residuos de España. Pero Nefinsa ha vendido o desinvertido en las tres sociedades.
La entrada en Uralita supone una vuelta a los orígenes, a los materiales de construcción. Y una vuelta con vocación de control, como subrayó Javier Serratosa cuando Nefinsa anunció una OPA hostil sobre el 41% de Uralita desde una posición minoritaria del 6%. Uralita ofrece a los Serratosa posibilidades de crecimiento y una atractiva presencia internacional. Pero requiere una cura.
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