Marilyn Manson triunfa en Festimad pese a sufrir problemas técnicos
La lluvia alivió ayer la actuación de Public Enemy y Molotov
La décima edición de Festimad terminó anoche con una segunda jornada más ecléctica y variada, después de que el viernes Marilyn Manson superase unos problemas técnicos con la electricidad del recinto y triunfase ante una audiencia que abarrotó la explanada del parque del Soto de Móstoles. El sábado llegó la lluvia para aliviar el calor y facilitar a los cuerpos exhaustos el disfrute de Public Enemy, Audioslave y los mexicanos Molotov.
Por fin, a eso de la una de la madrugada del viernes, y ante una impaciente muchedumbre que ha provocado el mayor lleno de público en la historia del festival, sonaban las notas de Una noche en el Monte Pelado, de Mussorgsky, y Marilyn Manson irrumpía en escena para completar la orgía de sonidos oscuros que había tenido lugar en la primera jornada de este año.
Ataviado de negro riguroso y exhibiendo el tremendo poder fetichista y evocador de la ropa interior negra, Manson, que ya va teniendo un poco de tripita, quizá escamoteó la enorme espectacularidad que muchos suponían que iba a regalar a la parroquia madrileña, entre la que se habló hasta de que iba a traer elefantes. El caso es que se limitó a ofrecer un ortodoxo concierto de rock de alrededor de una hora en el que presentó las canciones de su último disco, The Golden Age of Grothesque, más el aderezo de sus primeros éxitos, como The beautiful people, y las versiones ajenas que él ha sabido llevarse a su terreno, como el clásico Tainted love o Sweet dreams, de Eurythmics.
Tremendísimo actor, Manson sabe recrear la sensación de lo ominoso, mientras en lo musical evidencia sin cortarse un pelo sus influencias musicales de Ozzy Osborne, Iggy Pop o el David Bowie más oscuro, envueltas, eso sí, en duros ropajes de metal industrial.
Lo que Marilyn hace no es más que glam amplificado, trufado de estribillos fácilmente asimilables y con un sonido que parece terrible, pero que se hace perfectamente audible y comprensible para cualquiera que ponga atención, contrariamente a como ocurre en el resto del rock pesado. Ése es el mayor mérito de este último antihéroe americano que practica el a veces muy saludable deporte de provocar el escándalo con bromas tan inocentes como sacar dos strip-teases a escena o ataviarse con un gorrito con orejas a lo Mickey Mouse, para hacerse llamar Dirty Mouse (Ratón guarro). Un chico travieso, este Manson.
El sábado, además de la lluvia, llegaron sonidos más multicolores hasta el parque, si bien las horas iniciales volvían a estar marcados por las actuaciones de grupos nacionales especializados en rock de trazo grueso. Standstill y Hell is For Heroes fueron algunos de los grupos que exhibieron un momento excepcional de energía y riesgo artístico. La cantera española, contra viento y marea, sigue asegurando músicos jóvenes con excepcional dominio del metal. Otra pincelada de interés la dieron el dúo de hip hop SFDK y los mestizos El Tío Calambres, banda que también es capaz de mezclar con gracia electrónica y guitarras fuertes, letras ácidas y scratching. Ambas formaciones dieron también una buena impresión de futuro.
Éxito de Ojos de Brujo
Con Ojos de Brujo llegó, sin lugar a dudas, uno de los puntos álgidos del segundo día y no sería muy arriesgado decir que de todo el Festival. El numeroso combo barcelonés tiene, hoy por hoy, uno de los directos más convincentes y apasionantes del momento, porque su nivel de escrúpulos a la horas de asimilar influencias es cero. Cante, baile, música tocada, platos de DJ y, sobre todo, el excepcional juego de sus percusionistas y la magnética presencia de su cantante, La Canillas, obliga a que el espectador no pueda retirar los ojos del escenario a lo largo de toda la actuación.
Un triunfo el de estos catalanes que servía para dar paso a dos grupos completamente diferentes, pero que también mantenían alta la atención de los exánimes espectadores: el cuarteto IFI, que hacían gala de la apuesta más disonante del festival con su modern soul de lujo, y Asian Dub Foundation, viejos conocidos de la afición del Festimad y que aprovecharon bien su intervención en el escenario grande. A la hora de cerrar esta crónica aún estaban por actuar Public Enemy, Molotov y Audioslave.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.