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EL ENREDO
Columna
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Tigres, 1; Leones, 0

1. Algunos aficionados al fútbol

que consideraban al barcelonista Luis Figo una víctima de los árbitros creen hoy sin lugar a dudas que el madridista Luis Figo es un cuentista que no hace más que fingir faltas y golpes. Incluso si un rival le partiera la pierna, habría quien dijera que ya la traía un poco rota de casa. Con las elecciones pasa algo parecido: ahora hay socialistas que se tiran de los pelos pensando en el Prestige y la guerra, como hubo populares que en 1996 se rasgaron las vestiduras pensando en el paro, despilfarro y corrupción. "¡¿Pero no os dais cuenta?!", se gritan a la vez unos a otros.

A la prensa extranjera ha regresado durante estos meses un retrato caricaturesco de España: un país de gente pasional

2. Hay socialistas que ya no recuerdan

lo que tuvieron que hacer para que el PP les ganara por la mínima. En una campaña electoral devaluaron dos veces la peseta; Amedo y Domínguez publicaban sus memorias criminales por capítulos; Damborenea organizó un reality-show: "¡Sí, Felipe me encargó los GAL!". Narcís Serra tuvo una tarde gloriosa en Cortes, explicando que el Cesid captaba sin querer conversaciones telefónicas y las archivaba por entretener las tardes. En el PSOE había entonces diferentes sensibilidades, básicamente dos: los partidarios de apuñalarse por la espalda y los que preferían la patada en los medios. En el Rastro se vendían los secretos de Perote y los papeles de Filesa... ¡el gran Luis Roldán apareció en calzoncillos (de lunares) en Interviu! Y con todo eso, más 14 años de desgaste, y lo de la OTAN, el 14-D, Juan Guerra, y Barrionuevo procesado, José María Aznar ganó por una uña, porque Felipe González planteó la campaña a cara de perro, y cuando las elecciones son un bolero de vótame porque me quieres sin pensar en lo que hice, PSOE y PP empatan a ocho millones de votos, 300.000 más para uno si hay paro, despilfarro y corrupción, 100.000 más para otro si hay guerra, decretazo y chapapote. "¡Penalty!", gritan unos. "¡Se ha tirado!", los otros.

3. Por supuesto, todo PP y PSOE.

El resto no cuenta, aunque sea un resto de siete millones. Son españoles figurantes, se ve; sus votos son de atrezzo, porque la democracia-Torrebruno exige un duelo a dos: Tigres y Leones quieren ser los campeones.

4. A la prensa extranjera ha regresado

durante estos meses un retrato caricaturesco de España: un país de gente pasional que se arroja huevos y piedras, sindicalistas con la cabeza abierta, y un presidente de Gobierno que va por las plazas de toros pidiendo voluntarias para que le tomen medidas de la estalactita (o la estalacmita, no vamos a prejuzgar). A lo mejor es que somos así, un país tipo Audi A.3, aún por civilizar. Pero algo querrá decir que el único vencedor indiscutible del 25-M, Ruiz-Gallardón, sea también el único que, siendo de los suyos, se habla con los otros. ¡El sucesor, el sucesor! Todavía no es alcalde y ya lo nombran otra cosa. Qué estrés. Hace un año el PSOE no iba a ganar en la vida, hace dos meses el PP se iba a derrumbar, ahora Zapatero es de hojalata... En 25 años, Barça y Madrid se han enfrentado casi cien veces, y sólo ha habido un 5-0 en el Camp Nou y otro en el Bernabéu.

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