"La cooperación internacional puede hacer cambiar el mundo"
Marta Corachán acaba de pasar página de una etapa de su vida que inició hace 24 años cuando entró como voluntaria en la Cruz Roja. Al hacer balance de las dos legislaturas en las que ha desempeñado el cargo de presidenta de la entidad en Cataluña, lo que más valora es el contacto con el voluntariado. A partir de ahora sus esfuerzos los centrará hacia la cooperación internacional, un ámbito que, a su juicio, puede cambiar el mundo.
Pregunta. ¿Cómo evalúa su experiencia al frente de Cruz Roja en Cataluña?
Respuesta. Mi papel ha sido preparar la organización para pasar del ámbito sanitario al social. El trabajo que me encomendó la asamblea general de Cruz Roja finalizó y decidí dejar paso a otras personas. Para mí es básico entrar y salir cuando me parece oportuno.
P. ¿Cómo ha afectado a Cruz Roja pasar de ser una institución casi única en su género durante muchos años a compartir protagonismo con otras tantas organizaciones?
R. Las ONG han sido un estímulo que nos ha ayudado a mejorar y a velar para que cada uno cubra un campo. Estas organizaciones han sido muy útiles para sensibilizar a la sociedad. Prueba de ello es que en los últimos ocho años hemos aumentado en un 20% el número de socios de Cruz Roja. Eso, en mi opinión, significa que la sociedad catalana ha entendido que pese a haber muchas organizaciones cada una tiene su espacio.
P. ¿Cómo ve el futuro de las ONG?
R. Tienden a consolidarse las que están desarrollando un trabajo tan importante como Médicos sin Fronteras, Intermón, Médicos Mundi, Unicef, Ayuda en Acción, y de manera muy especial Amnistía Internacional. Creo que las pequeñas acabarán por agruparse.
P. Desde fuera se tiene la percepción de que Cruz Roja no ha variado mucho con el paso de los años. ¿Cómo lo ve?
R. A lo largo de la historia se ha ido adaptando a las necesidades del momento. En los años veinte había una gran carencia de centros hospitalarios y la organización se dedicó a construírlos para llenar ese vacío. Ahora ya existen hospitales públicos que satisfacen esa demanda. Posteriormente, en los años ochenta, tenía un estructura muy militarizada, con muchos jóvenes que hacían allí el servicio militar. Actualmente desempeña una labor más social.
P. ¿Cuáles son los colectivos que precisan más ayuda de instituciones como Cruz Roja?
R. Los ancianos que viven solos y los inmigrantes. Para los ancianos desarrollamos una red de teleasistencia que ha instalado 10.000 unidades en toda Cataluña sin hacer publicidad. Aunque algunas empresas también desempeñan esta actividad, nosotros ofrecemos un valor añadido tan importante como es la visita periódica de los voluntarios.
P. Cruz Roja ya está colaborando con los inmigrantes que viven en los cuarteles de Sant Andreu, pero ¿no cree que la ayuda ha llegado tarde?
R. Es que intervenir en situaciones como ésta es difícil para todos. Ahora estamos confeccionando el censo de las familias o personas que se encuentran en los cuarteles en una situación más vulnerable, como son las mujeres con niños, embarazadas o jóvenes que acaban de aterrizar en el país y desconocen la lengua y están desorientados.
P. ¿Considera que le ha tocado una época especialmente difícil al frente de Cruz Roja?
R. Lo más complejo ha sido resolver el traspaso del personal que prestaba sus servicios en el transporte sanitario y en los hospitales de Cruz Roja. En total estamos hablando de 2.500 personas que se han tenido que reubicar sin que haya habido ningún conflicto.
P. ¿Qué proyectos tiene para la nueva etapa profesional?
R. Me gusta el área de cooperación internacional y el presidente de Cruz Roja española,que preside también la Cruz Roja Internacional, me ha propuesto colaborar en este campo. Estoy convencida de que el futuro está ahí, en la cooperación internacional, porque es lo que puede cambiar el mundo. Hay que ayudar aquí a personas de países subdesarrollados para que puedan volver a su país y aplicar allí lo que han aprendido. Hay que ayudarles a que su comercio sea competitivo y dejen de acumular deuda externa.
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