Crispación
Decía Franco que el español no estaba preparado para la democracia. Pero lleva muchos años votando con serenidad, sin incidentes. Acaba de suceder otra vez el curioso rito, en buena calma y orden: sin embargo, los dirigentes políticos, sobre todo los descendientes del régimen de Franco, han sembrado crispación. Aznar es maestro en iras y cóleras de viejo dios; otros maestrillos le copian, o le estimulan. Lo que impresiona es que en mítines, congreso, periódicos, libros y demás el camino del insulto termina por dominar sobre las opiniones sensatas y moderadas. Hay especialistas: unos vienen de Falange, que se impuso con la porra y la pistola, pagados por la monarquía, la iglesia y los países fascistas (José Antonio Primo de Rivera, retrato de un visionario, Julio Gil Pecharredona, Temas de Hoy; un libro sin cólera), otros de una izquierda extremista de la que les ha quedado un lenguaje revolucionario que ahora ponen al servicio de la derecha gobernante. No hay que confundir la crispación con la oposición, claro.
Si a algunos nos parece que Zapatero está débil en la oposición, no es por la excelencia de su lenguaje (dentro de los mítines), sino por su timidez en los temas, o la inseguridad ante los problemas. Pero en ningún caso habla de "en pelotas" y referido a lo que comúnmente se llama así, hablar del tamaño y de la capacidad global de lo que dice que son sus "atributos". Sin embargo, el mismo Aznar salió por su afín Onda Cero quejándose de lo que llama "televisión basura". Dice que hay "gente que no se sabe quién es ni de dónde ha salido contando miserias, insultándose, aireando intimidades": el problema debe ser que se trata de gente desconocida. Cuando lo hacen los conocidos debe serle grato. Más grave: contiene una amenaza. Es partidario de la libre competencia, pero "todo tiene que tener sus límites". Él tiene la posibilidad de poner límites: barriendo los establos de sus propias televisiones (de las personas a quienes puso, restituyendo a las que expulsó). Pero lo hará por decreto ley, por mayoría absoluta: y serían sus afines quienes podrían ejercer su censura. ¡País de monologuistas, de pensamiento único, donde el que dice lo contrario debe ser insultado, o acallado!
("Atributos": término meliorativo para los colgantes masculinos. En pelotas: con los colgantes al aire. Un corresponsal me dice que el singular "en pelota" viene del italiano "pelle", piel; y no de pelo, como creí; Corominas / Pascual dicen que será por influjo de "pelo" o de "piel").
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