Octogenarios entre miles de jóvenes rockeros

Festimad atrapa a todos los públicos, incluidos los octogenarios. Una treintena de ancianos visitaron ayer el parque El Soto de Móstoles y se mezclaron con miles de jóvenes rebosantes de pendientes y tatuajes.

La ocurrencia ha salido del grupo de ideas Mmmm... que hace un año ya se llevó a una veintena de abuelos a darse un garbeo por las praderas de El Soto. Esta vez quería llegar más lejos y ha invitado a los mayores a hacer noche en el camping del recinto festivalero. "Los que nos acompañaron el año pasado han perdido el miedo a pasar la tarde entre jóvenes y acordes guitarreros y este año están lanzados y repiten la experiencia", comenta Eva Salmerón, una de las cabezas pensantes. La edad de los excursionistas ha aumentado, ya que el más veterano es un hombre de 92 años, pero "tienen una marcha imparable", dice Salmerón. Pasadas las seis de la tarde de ayer, dos autocaravanas de lujo y un autobús cargado de abuelos accedían al mostoleño parque de El Soto.

Los 25 voluntarios de Mmmm... bajaron rápidamente de los vehículos para ofrecer su brazo a los excursionistas y cargar con unas sillas de tijera que servirían de descanso a la veterana tropa en su paseo por la pradera del rock. "Bueno, pues a divertirse y a olvidar los achaques", festejó una corpulenta mujer de vestido floreado nada más bajar las escaleras del autobús. "¡Vamos a hablar con esos chicos que tienen el cuerpo lleno de pendientes!", animaba otra señora de cabello blanco. "¡Hey, abuela, qué buen rollo, ¿no?", espetó una joven que parecía el calco de Beth, la concursante de Eurovisión. "Ya ves hija, a pasarlo bien... como vosotros", respondió la anciana con una sonrisa.

A pequeños pasos, voluntarios y excursionistas añosos recorrieron la pradera que se extiende ante uno de los escenarios de Festimad. Ocho de ellos se atrevieron a pernoctar en las autocaravanas y, a las 9.30 de hoy, desayunarán con los artistas que sigan despiertos.