Suma y sigue de Rodríguez Ibarra

El socialista Juan Carlos Rodríguez Ibarra se sube a una nube y el PP extremeño se instala a las puertas del infierno. Rodríguez Ibarra se dispone a iniciar su sexta legislatura consecutiva con un triunfo aplastante. No sólo mantiene la mayoría absoluta en el Parlamento regional, sino que incluso aumenta su presencia con dos nuevos escaños: pasa de 34 a 36 y acumula el 51,62% de los votos. El PP pierde 10.000 votos y dos escaños, y se sitúa en la Asamblea con 26 diputados y el 38,77% de los sufragios, casi dos puntos menos que en 1999.

Después de 1983 puede que éste haya sido el triunfo que más satisfacción ha producido al barón socialista. Rodríguez Ibarra se permitió hasta emocionarse en su comparecencia tras el recuento. Siente que ya casi está por encima del bien y del mal y habla de la complicidad como factor determinante para esa química entre los ciudadanos y un proyecto político que lejos de gastarse se alimenta con nuevas ilusiones: "Ahora no tenemos excusas para no acertar en el modelo de desarrollo que queremos para Extremadura". Incluso la bonanza electoral le lleva a prometer en tono paternalista una legislatura "distendida, relajada".

El candidato del PP, Carlos Floriano, un joven abogado cacereño, descubrió la noche del domingo el lado más cruento de la derrota. No sólo perdió, que lo esperaba, sino que ni siquiera pudo superar los resultados alcanzados cuatro años atrás por Juan Ignacio Barrero, un político desenganchado de la vida cotidiana pero que ahora pasa factura. El ex presidente del Senado apareció en la noche del domingo en la sede regional de Mérida para reivindicar silenciosamente el papel que nunca le reconocieron determinados sectores de su partido. Barrero vivió durante años de espaldas a la vida extremeña, Floriano se ha pateado literalmente la región en el último lustro, pero Extremadura confía en quien confía y eso pesa en los candidatos populares que van siendo literalmente engullidos por Rodríguez Ibarra. Ya se levantan voces críticas y el PP puede enfrentarse a una nueva crisis, que es su hábitat natural y una de las bazas del PSOE.

IU sigue en terreno de nadie. Conserva tres diputados en la Asamblea de Extremadura y mantienen prácticamente los mismos votos. Su presencia no tendrá ningún peso determinante en el Parlamento, en las diputaciones ni en los principales ayuntamientos. Extremadura Unida, el único partido regionalista de la comunidad, está al borde de la desaparición. No ha logrado ningún escaño en la Asamblea de Extremadura e incluso ha perdido la alcaldía de Calzadilla, el feudo de su líder Pedro Cañada.

El secretario general de los socialistas extremeños, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ha realizado su particular lectura de los resultados: "Revalidar la mayoría es difícil y, subiendo varios puntos, más aún. Por eso sólo cabe satisfacción", dice tras proclamar que su estado de ánimo "está en tono elevado". Deja a los propios dirigentes populares la interpretación de su fracaso electoral. "Satisfecho, contento y abrumado" por la responsabilidad que le aguarda, el líder socialista cree "imprescindible que Extremadura mantenga una voz fuerte en el contexto nacional" de cara a "una España unida y diversa, pero no desigual".

El candidato popular, Carlos Floriano, ha mostrado su decepción por los resultados de su partido. Insiste en que su proyecto sigue siendo válido y se autoinculpa al señalar que quizá no haya sido capaz de trasladar el mensaje a los ciudadanos, pero lo dejó claro: "No voy a salir corriendo".