El PP gana un concejal y logra 20.000 votos más en Barcelona

"No me lo puedo creer" fue la frase más repetida de la noche entre los miembros del PP, tras conocer su inesperado avance en la ciudad de Barcelona, donde el partido subió de seis a siete concejales, cuando ni los más optimistas le pronosticaban una mejora de los resultados de 1999. En medio de la euforia, Alberto Fernández Díaz dijo que su partido ha crecido "en la adversidad" y llegó a reivindicar para sí el papel de jefe de la oposición municipal de Barcelona.

El PP de Barcelona logró movilizar ayer hasta el último de sus simpatizantes, lo que le permitió lograr casi 20.000 votos más que en 1999, un 16,1% del total. Aunque quedaron lejos de los 150.000 votos logrados en las municipales de 1995, los conservadores no podían esconder la euforia a medida que el escrutinio avanzaba y desmentía todas las teorías que les vaticinaban un retroceso o, en el mejor de los casos, un estancamiento. El momento culminante fue cuando se confirmó el séptimo concejal, el que sellaba el avance del PP en Barcelona. Muchos necesitaron consultar las listas electorales para descubrir quien era el titular de la séptima plaza. Se trata de Alberto Villagrasa.

La otra cara de la moneda fueron las tierras del Ebro, donde el PP perdió cuatro de los seis concejales que logró colocar en el Ayuntamiento de Tortosa en 1999. En su intervención, el presidente del PP en Cataluña, Josep Piqué, pasó de puntillas sobre este hecho y habló de "clara satisfacción" con los resultados conseguidos y matizó: "En algunos lugares más, en algunos lugares menos".

La intervención más dura la protagonizó Alberto Fernández Díaz quien se mostró tan contento por el retroceso del PSC y CiU como por su propio avance. "La estrategia de hostigamiento del PSC se le ha vuelto en su contra", afirmó antes de decir que "el PP crece en la adversidad", en referencia a la crisis causada por la guerra de Irak. Fernández Díaz habló de "crecimiento sostenido" del PP y, comparando esa ascendente trayectoria con la de CiU en Barcelona no dudó en autoproclamarse "jefe de la oposición". Echando mano de otra dosis de optimismo, Fernández Díaz afirmó que luchará para conseguir la alcaldía en el año 2007. El dirigente del PP atribuyó el descenso de los socialistas y nacionalistas de CiU a que "han hecho el papel que no les tocaba, y los únicos beneficiarios son los partidos radicales".