Los nuevos desafíos de Alstom
El grupo francés debe hacer frente a unas pérdidas de 1.300 millones de euros
Patrick Kron, el actual presidente-director general (PDG) de Alstom, desvelaba hace unos días los resultados del ejercicio 2002-2003 y confirmaba unas pérdidas de 1.300 millones de euros y una situación de grave endeudamiento que exige un plan social -peligran 10.000 puesto de trabajo- y de reestructuración que pasa por la venta a Siemens por 1.100 millones de la división de turbinas a gas.
La crisis de la compañía se ha reflejado en la Bolsa: las acciones, que en junio de 1998 cotizaban a más de 31 euros, hoy solamente valen tres
La acción Alstom, que en junio de 1998 valía más de 31 euros, hoy apenas vale más de tres. Y, sin embargo, Alstom sigue fabricando grandes productos muy apreciados, como el tren de gran velocidad, que recorre Francia, que une Madrid a Sevilla, Seúl a Pusan o París a Londres; gigantescos transatlánticos en los astilleros de Saint Nazaire, o se ocupa del material de producción eléctrica en la mayor presa hidráulica del mundo, en China, país al que también ha vendido sus metros.
La explicación oficial de los problemas de Alstom concentra las dificultades en tres áreas: la caída de la demanda de barcos para cruceros turísticos consecutiva a la crisis que atraviesa el sector tras el hundimiento de las Torres Gemelas, la crisis del sector de la producción de energía provocado por la explosión de la burbuja especulativa y de datos falsos de Enron y, por último, los derivados de los graves defectos técnicos a resolver encontrados por las turbinas gigantes a gas compradas a la sociedad sueca ABB. Esas megaturbinas, cuyas dificultades técnicas debían ser resueltas por los expertos de Alstom, se han revelado más difíciles de manejar de lo previsto y hoy los clientes reclaman daños y perjuicios a los nuevos propietarios.
Si los mercados desconfían de las empresas en números rojos a pesar de la calidad de sus productos y su potencial de recuperación, aún más los inquieta el que la justicia se mezcle en la gestión de aquéllas. Hace menos de una semana, la policía judicial visitó el domicilio de Pierre Bilger, el antiguo PDG de Alstom, así como el de otros dos altos directivos, los tres implicados en el pago de comisiones ocultas en un asunto relativo a la construcción de la sede social del grupo.
Todos esos embrollos, pérdidas y deudas se dirían capaces de acabar con cualquiera. Kron no lo cree así y se dispone a poner en marcha su plan de salvamento. De momento ya ha logrado vender una central eléctrica a Bahrein por 320 millones de euros y la ya citada transferencia a Siemens se estima que ha sido consumada a un precio muy bueno para Alstom. Su objetivo declarado es hacer cesiones, antes de marzo 2004, por un montante mínimo de 3.000 millones.
Las pequeñas turbinas a gas parecían menos prometedoras y, sobre todo, tras la crisis generada por Enron, el número de operadores independientes en el suministro de energía eléctrica no se espera que crezca a corto y medio plazo. Las problemáticas megaturbinas, si llegan a funcionar de manera satisfactoria, parecen una inversión razonable. "Nuestro competidor ABB ha abandonado totalmente el sector de la transmisión y distribución de energía y nosotros, en Alstom hacemos lo contrario, centrándonos en la producción. Nuestras dos grandes actividades en el futuro serán, pues, la producción de energía y el transporte".
Para Kron, el centrarse en esas dos grandes áreas es adecuado porque "son actividades que corresponden a ciclos distintos y eso favorece el equilibrio del grupo". Durante el pasado ejercicio, el volumen de negocio de Alstom se debió, en un 55,3% a la energía, un 18,8% al transporte, la transmisión y distribución de energía representó un 13,5%, y la marina, un 5,3%, quedando un 7,1% ligado a diversas otras actividades.
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