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El euro de hierro

La fortaleza de divisa amenaza los resultados empresariales e introduce más competencia en la economía europea

La cotización del euro ha vuelto a sus orígenes después de una corta vida de depreciación respecto al dólar. El pasado viernes superó el nivel de los 1,18 dólares, el más alto marcado en aquel eufórico estreno del 4 de enero de 1999 en los mercados de divisas. Tras cuatro años de altos (pocos) y bajos (los más), la divisa europea saca músculo en un momento en el que arrecian los temores sobre una fortaleza hace unos meses deseada.

Pero nada del euro es comprensible sin el dólar. Tal vez, por ello, la cuestión se puede plantear de dos maneras: ¿por qué sube el euro? o ¿por qué baja el dólar?. La corta vida de la divisa europea, el potencial económico de Estados Unidos y el constituir el dólar todavía moneda de referencia en importantes intercambios comerciales, lleva a los analistas a optar por este segundo enfoque en el que el euro, se quiera o no, hace más un papel secundario, dejando el protagonismo al dólar.

Las bolsas se han pronunciado en contra de la fortaleza del euro por cuanto supone más problemas a unas economías debilitadas

Parece haber una acción concertada para que el dólar se debilite. En lo que llevamos de año el dólar se ha depreciado en mayor o menor medida sobre el resto de monedas: un 17% sobre el dólar australiano y el canadiense, un 10% sobre el rand sudafricano, un 7% sobre el franco suizo, un 2% sobre el yen y un 11% sobre el euro.

"Durante la segunda mitad de los noventa Estados Unidos recibió abundantes fondos extranjeros destinados a financiar el boom inversor asociado a la nueva era de la información. Las ganancias de productividad incrementaron la rentabilidad de los activos estadounidenses, atrayendo los flujos necesarios para financiar dicho proceso inversor y alimentando, a su vez, la apreciación del tipo de cambio. El resultado fue un rápido deterioro del saldo por cuenta corriente (diferencia entre el valor de las exportaciones y el de las importaciones de bienes y servicios, incluida la balanza de rentas y transferencias corrientes) de Estados Unidos hasta representar en la actualidad un volumen equivalente al 5% de su riqueza anual. Esto supone que Estados Unidos necesita anualmente una financiación exterior de 550.000 millones de dólares, o lo que es lo mismo, 1.500 millones de dólares diarios", explican los expertos de Sabadell Banca Privada.

Poner fin a este déficit por cuenta corriente y estimular la economía están detrás de esta apreciación del euro o, si se prefiere, de esta debilidad del dólar. Estados Unidos consigue así abaratar sus productos cuando ya la demanda interna no da más de sí.

Alexis Ortega, director ténico del departamento de divisas en Finagentes Gestión, ofrece una visión rotunda: "Estados Unidos lleva tiempo tomando medidas económicas no ortodoxas para evitar la deflación (caída de los precios) por una oferta productiva superior a la demanda. Ha bajado los tipos de interés y ha realizado recortes de impuestos para estimular su economía. Ahora le interesa una moneda débil que le permita vender sus productos fuera y reducir su déficit por cuenta corriente. En definitiva quiere exportar esa deflación a otros países", explica.

Efectivamente, con el 1,25% en su tipo de interés, Estados Unidos ofrece las tasas más bajas desde 1961, mientras se sueceden los anuncios del presidente Georg Bush sobe recortes de impuestos.

Reformas estructurales

La apreciación del euro preocupa por cuanto se produce en un momento de fuerte debilidad para economías como la alemana o la francesa que, además, tienen difícil estimular su economía por el camino del gasto público, debido al pacto de estabilidad financiera. Eso explica que ahora sean numerosas las voces en Europa que pidan sacar gastos de defensa o de infraestructuras del corsé del pacto de estabilidad.

También se da por cierta una nueva rebaja de los tipos de interés en la eurozona -actualmente en el 2,5%- con ese mismo fin, el de evitar una mayor recuperación del euro frente al dólar. Por último, los discursos sobre recortes de pensiones y de prestaciones del Estado del Bienestar europeo también van en esa misma linea. Los estadounidenses están metiendo más competencia en la economía europea al abaratarse sus productos como consecuencia de la caída del dólar.

Las tan polémicas reformas estructurales de la economía europea vuelven a primer plano porque la fortaleza monetaria se produce en un momento de gran debilidad en la zona euro. "Si actualmente Alemania creciera al 3% anual, esta fortaleza del euro sería muy favorable para luchar contra la inflación, pero ahora no estamos en esa situación y es obligatorio emprender las siempre aplazadas reformas estructurales", apunta Alexis Ortega.

En este difícil momento para las economías, los mercados financieros ya han dado su respuesta a la fortaleza del euro. Las bolsas llevan una racha bajista, ante las dificultades que una moneda fuerte produce en un momento como el actual. En primer lugar, los resultados empresariales pueden verse afectados ante la mayor competitividad de los productos estadounidenses. "Las exportaciones procedentes de Europa y Japón sí se verán lógicamente afectadas por un ajuste tan brutal de los precios relativos inducido por el tipo de cambio. Como casos particulares podemos señalar los de compañías como Volkswagen, que perdió un 68% durante el primer trimestre en parte debido a la evolución de la divisa, y el fabricante de relojes Swatch, que se atribuyó una pérdida de 166 millones de francos suizos por la evolución de la divisa transalpina frente al dólar", explican desde Sabadell Banca Privada. Un escenario que exige una rápida respuesta de los países europeos.

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