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Muere atropellado un niño de tres años al soltar la mano de su madre

La víctima, de tres años, residía con sus padres en Chamberí

La pesadilla de cualquier madre se hizo realidad el pasado viernes a medianoche en Chamberí. Yanina Q., peruana de 29 años, cruzaba la calle con su hijo de tres años, Rodolfo Javier. En un descuido de Yanina, el niño se soltó de su mano, salió corriendo y fue arrollado por una furgoneta conducida por una mujer. Rodolfo Javier sufrió gravísimas heridas que le provocaron poco después la muerte en el hospital del Niño Jesús.

Era cerca de la medianoche del pasado viernes cuando Yanina regresaba a su casa con su hijo de tres años, Rodolfo Javier. La noche era cálida y los dos paseaban sin prisa por la calle de las Islas Filipinas (Chamberí), camino a su vivienda, sita en el número 73 de la calle de Bravo Murillo. Los dos llegaron a un cruce con el semáforo en ámbar para los conductores. En un descuido de la mujer, la minúscula mano de Rodolfo Javier se escurrió de la suya y el pequeño salió corriendo. El niño no dio más de cinco pasos. Una furgoneta conducida por una mujer de 32 años arrolló a Rodolfo Javier, que quedó en el suelo con la cabeza abierta.

La conductora dio negativo en la prueba de alcoholemia, según fuentes de la Policía Municipal. La mujer declaró que no vio salir al pequeño. "Sólo he notado un golpe", explicó a los agentes de la Policía Municipal.

La madre del pequeño, a causa del trauma, apenas podía llorar, según relataron algunos testigos. Se quedó sentada en el bordillo de la acera. Hasta allí se acercaron los clientes de una gasolinera cercana y de un bar que aún estaba abierto. Todos intentaron consolar a la mujer, que precisó después asistencia psicológica. "Estaba como ida, la pobre, no hacía más que decir 'Ay mi niño, mi niño", contó una vecina que estaba presente.

Una ambulancia del Samur-Protección Civil evacuó al niño, aún con vida, hasta el hospital del Niño Jesús. Rodolfo Javier falleció en el centro hospitalario poco tiempo después.

La muerte del pequeño Rodolfo Javier fue acogida con llantos de dolor y gritos por algunos vecinos del inmueble donde reside la familia y a la que apreciaban. El inmueble donde vívía el niño, en la calle de Bravo Murillo, es una corrala habitada en su mayoría por población inmigrante. Los pisos dan todos a un patio interior, donde ayer colgaba la ropa tendida de colores y se entremezclaban la música y las conversaciones. "Ay, ay que pena", repetía ayer Berta, una ecuatoriana vecina de Yanina, mientras sostenía en sus brazos a un bebé. "Su bebito jugaba con el mío, aquí en el patio", recordó. Luego dijo que no podía hablar más por la impresión.

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Yanina vive en la planta baja del edificio con su marido, Rodolfo L., y su madre, según contaron los residentes.

Durante todo el día de ayer la vivienda permaneció vacía. Una botella de butano y un tendedero en la puerta eran los únicos indicios de que allí reside alguien. Otros residentes del inmueble contaron que la pareja, tras el suceso, estaba pensando en regresar a Perú.

Apuñalado en el metro

Por otro lado, un vigilante de la estación de metro de Vista Alegre (Carabanchel) resultó ayer herido por un grupo de cinco jóvenes que le atacaron en las taquillas del metro, según fuentes policiales. "La víctima recibió tres navajazos: en la nuca, en la espalda y en el cuello", explicó un portavoz del Samur-Protección Civil. Una ambulancia de este servicio le trasladó hasta el hospital Clínico, donde quedó ingresado. No se teme por su vida.

El suceso ocurrió cuando el vigilante reprendió a los jóvenes porque "hacer escándalo", según fuentes policiales.

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