Un pronóstico incierto

Cuando el comité electoral del PSOE se reunió para establecer objetivos, concluyó que el partido debía aspirar a ser la fuerza más votada en España y aumentar el poder municipal y autonómico en relación a sus actuales feudos. Cuando el Partido Popular hizo lo propio, sus aspiraciones se concentraban en mantener, en la medida de lo posible, el actual reparto de poder autonómico y municipal. Le importaban menos los votos que los gobiernos.

La clave, para unos y otros, ha estado siempre en Madrid, el ayuntamiento y la comunidad autónoma. En segundo lugar quedaba la Comunidad Valenciana, donde el Partido Popular se "arriesga" con un candidato nuevo y desconocido, Francisco Camps. La tercera gran batalla es Baleares, cuyo gobierno quiere recuperar el PP. El cuarto y quinto puesto quedaban, en el orden que se quiera, para Aragón (gobernada en coalición por los socialistas) y la ciudad de Zaragoza (en manos de los populares), por el impacto negativo en la opinión de los aragoneses del Plan Hidrológico Nacional (PHN).

El PSOE confía en que Simancas y Jiménez obtendrán resultados muy buenos en Madrid

Ahora, un día antes de que los ciudadanos vayan a las urnas a depositar su voto, el partido socialista, prudentemente, evita hablar de ciudades concretas y se atreve a pronosticar que sus dos objetivos -ser el partido más votado y ganar poder tanto municipal como autonómico-, se verán cumplidos. Y el PP, tras el miedo en las expectativas que le generó la guerra de Irak, intenta disimular que ahora parece que se cumplirán sus pronósticos de mantener el reparto de poder.

Eso sí, sus dirigentes admiten en privado que puede que tengan que darle la enhorabuena al PSOE si los 40.000 votos de diferencia que sacó el partido de la gaviota al del puño y la rosa en los comicios de 1999 se convierten ahora en una diferencia a favor de los socialistas.

El PP cree que las principales plazas, y sobre todo la capital de España, serán "para el equipo de Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre", sus candidatos a la alcaldía y la presidencia de la Comunidad de Madrid, respectivamente. Tienen sondeos recientes que pronostican una victoria suficiente en ambos feudos.

Los socialistas, mientras tanto, aseguran que sus candidatos -Rafael Simancas, para la Comunidad, y Trinidad Jiménez, para el Ayuntamiento- obtendrán, en todo caso, resultados muy buenos. Los equipos de los candidatos quieren dar por seguro que Simancas gobernará y la pelea entre Trinidad Jiménez y Alberto Ruiz-Gallardón se jugará en un pañuelo, a tenor de las encuestas que han estado analizando.

En la Comunidad Valenciana, el Partido Popular no ve peligro alguno. Y el PSOE prefiere esperar al resultado de las urnas. En las Islas Baleares, en opinión del PP, todo depende, como en 1999, de Unió Mallorquina (UM). Aznar parecía muy contento tras el triple mitin que ofreció en las islas el lunes.

El PSOE, mientras, da por seguro que incrementara sus resultados en relación con los obtenidos en las anteriores elecciones y, por tanto, no necesitará el concurso de todos los partidos con los que ahora gobierna, aunque de todos ellos la llave de la gobernabilidad la sigue manteniendo en su poder María Antonia Munar, la líder de Unió Mallorquina.

En Aragón, los miembros del partido socialista viven con algo más de tranquilidad que sus compañeros de Baleares. Creen que el actual presidente de la Comunidad, Marcelino Iglesias, ha consolidado su posición, que el partido subirá y que necesitará menos apoyos que los que tiene en la actualidad para poder formar Gobierno.

Marcelino Iglesias deberá dirigirse a la Chunta Aragonesista o el Par. En la ciudad de Zaragoza los socialistas ya ven con el bastón de mando al ex ministro de Justicia e Interior Juan Alberto Belloch, aunque reconocen que el alcalde del PP, José Atarés, no es adversario fácil.

El Partido Popular lo ve de otra forma y adelanta que se puede dar una paradoja. En Zaragoza, el PP puede ser el partido más votado pero, según sus encuestas, el partido socialista y la Chunta Aragonesista quizá sumen más que los populares con un hipotético acuerdo con el Partido Aragonesista (Par). En Aragón, el PP considera probable la cruz de la moneda, que el PSOE sea más votado pero que el PP con el Par sumen más escaños que los socialistas con la Chunta.

Solamente queda esperar. Las encuestas han fallado muchas veces y hay muchos indecisos.