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Reportaje:LA POSGUERRA DE IRAK | Las rivalidades étnicas

El rostro moderado del chiísmo

El partido islamista Al Dawa se opone a la ocupación de EE UU, pero estudia participar en el Gobierno provisional de Irak

Guillermo Altares

El partido islamista iraquí Al Dawa ha sobrevivido a décadas de persecuciones. En 1980, Sadam Husein emitió un decreto que castigaba la militancia en esta formación con la muerte. Ahora, tras la caída del régimen, se ha convertido en uno de los partidos con mayor empuje entre las clases urbanas chiíes del país y su poder no se limita sólo al sur, de amplia mayoría chií, y a las ciudades santas de Kerbala y Nayaf, sino que tiene un gran predicamento en Bagdad. La vuelta del ayatolá Mohamed Baqer al Hakim, líder del Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Irak, que regresó tras 23 años de exilio en Irán, ha oscurecido la fuerza de Al Dawa Al Islamiya (el nombre completo del partido, que significa Llamamiento Islámico), que ha decidido adoptar un discurso moderado, aunque su objetivo ha sido siempre un Estado islámico en Irak.

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"Luchamos para que exista un Irak, libre e independiente, con un poder constitucional y multipartidista", señala Abdul Karim al Inzi, portavoz de la formación. Al Inzi viste con corbata y en la sede del partido no hay signos islamistas. Es verdad que tampoco hay mujeres. Está muy presente, eso sí, la imagen de su líder histórico, el ayatolá Sayyid Mohamed Baqir al Sadr, ejecutado en 1980, una de las grandes figuras para los chiíes en Irak.

Todavía marcados por décadas de clandestinidad, algunos dirigentes siguen ocultando sus nombres auténticos y ofrecen sus apodos a la prensa. Tampoco informan sobre el número de militantes. Dicen ser un partido dirigido por un comité de ocho miembros y prefieren no hablar de un líder. Sin embargo, existe una figura relevante: Mohamed Naseri que, como Al Hakim, regresó hace poco desde Irán. Cuando se pregunta al portavoz por cuestiones como la obligatoriedad del velo o por la prohibición del alcohol, insiste una y otra vez en que su objetivo es "un Irak constitucional, con partidos políticos libres y respeto para los derechos humanos y también para el islam, que es la religión del pueblo". Tras insistir, acaba por reconocer que si Al Dawa consigue la mayoría en un futuro Parlamento iraquí, podría adoptar decretos que prohibiesen el alcohol o hiciesen obligatorio el velo.

Al Dawa se opone con firmeza a la presencia estadounidense en Irak -"deberían irse mañana", asegura el portavoz-, pero dice haber renunciado a la lucha armada. "Nos oponemos a la ocupación, pero siempre por medios pacíficos. No nos planteamos de ninguna forma volver a las armas. Sólo en el caso de que los americanos se convirtiesen en un nuevo Sadam, volveríamos a formas de lucha del pasado".

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Pero tanto los estadounidenses como las otras fuerzas políticas son conscientes de la enorme capacidad de resistencia y de organización de Al Dawa, que ha sobrevivido a una persecución implacable. Como explica Charles Tripp en su Historia de Irak, "a pesar de sus pérdidas por la represión, después de la revuelta de 1991, Al Dawa fue capaz de mantener redes de resistencia en varios puntos del país, sobre todo en Bagdad".

Las dos partes quieren evitar fricciones: Al Dawa ha adoptado un discurso lo más moderado posible y EE UU ha invitado al partido a sumarse al llamado Consejo de los Cinco, las formaciones políticas con las que se está negociando el Gobierno provisional, que se ampliaría en dos miembros. "Todavía estamos pensando si aceptamos la oferta de los americanos, que son los que dirigen el comité. Para nosotros lo esencial es que ese consejo represente todo el espectro político, social y étnico de Irak", señala.

El CSRII, de Al Hakim, y Al Dawa han sido siempre formaciones muy cercanas, pero también rivales. El CSRII tiene una enorme influencia iraní y es más un movimiento religioso que político, mientras que Al Dawa es un auténtico partido. Ambos combatieron al régimen baazista con las armas. "Nuestro partido fue fundado en 1957 y tiene un programa y una amplia trayectoria. El CSRII es una institución que depende de una sola persona", manifiesta Al Inzi. De la capacidad de EE UU para dar seguridad a los iraquíes, depende en gran parte el futuro de los partidos islamistas.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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