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Reportaje:

Mestalla cumple hoy ochenta años

El campo del Valencia recibió el nombre de una acequia, almacenó chatarra en la guerra civil y ha acogido grandes citas

Juan Morenilla

"En el lado este de la ciudad y en la zona de la Ciudad Jardín formada por el paseo Valencia al Mar, Ciudad Universitaria, Jardines del Real y algunos edificios de los que formaron el conjunto de las exposiciones Regional y Nacional que se celebraron en los años 1910 y 1911, se emplaza el campo de Mestalla". Los archivos del Valencia Club de Fútbol recogen así la descripción de los primeros días de vida del campo de Mestalla, un estadio que hoy cumple 80 años de historia.

Mestalla fue inaugurado el 20 de mayo de 1923 con un encuentro entre el Valencia y el Levante, dos equipos que con el tiempo se han convertido en los más importantes de la ciudad. El alcalde Juan Artal realizó el saque de honor, y el Valencia ganó por 1-0 con gol de Arturo Montes. La capacidad inicial del campo fue de 17.000 espectadores y los terrenos, comprados al Barón de Bellver, costaron 316.439 pesetas. Mestalla se levantó en una zona próxima al centro de la población, rodeado de la huerta valenciana, de la que también recibió su nombre, el de una de las acequias que regaban los campos de la zona.

Se convertía así en el segundo estadio de la historia del Valencia, que desde su fundación en 1919 hasta 1923 jugó en Algirós, comprado por 16.000 pesetas. Mestalla cumple hoy 80 años llenos de recuerdos, de citas históricas y alguna lágrima perdida por el camino. Por ejemplo el debut en Primera División, en 1931; la primera Liga, conseguida en 1942; el récord goleador del Valencia con un 9-3 al Murcia en 1945; el final de la última etapa de la Vuelta Ciclista a España de 1951; encuentros del Mundial de fútbol de 1982; el descenso a Segunda División en 1986 y el regreso a la élite la temporada siguiente; partidos de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992; y, cómo no, la última Liga ganada, la temporada pasada, con más de 55.000 aficionados celebrando el título bajo una tromba de agua.

Pero Mestalla no fue siempre Mestalla. Al menos, no siempre se ha llamado así. El estadio recibió el nombre de Luis Casanova entre 1969 y 1994 en honor a Luis Casanova Giner, el presidente más emblemático del club y el más duradero en el cargo, entre 1940 y 1959. Y al igual que de nombre, Mestalla ha mudado en varias ocasiones de aspecto. Hasta cuatro remodelaciones ha sufrido el estadio desde su inauguración. La primera se produjo en 1940 tras la guerra civil española. Mestalla se convirtió durante el conflicto en un depósito para chatarra. Apenas conservó la estructura del campo, y el resto se convirtió en un solar sin gradas con una de las tribunas partida. La segunda reforma se llevó a cabo en 1957 para reparar los daños sufridos por la riada, y dos años después se instáló la luz artificial en el estadio; en la tercera remodelación se acondicionó el estadio para el Mundial de 1982 y la última fue iniciada en 1996 por el ex presidente Francisco Roig.

Esta última reforma está inacabada, y el caso colea en los tribunales. En julio de 1998 el Ayuntamiento de Valencia aprobó el proyecto de ampliación del campo -se pretendía mejorar la grada norte y la tribuna-, pero las protestas de los vecinos provocaron que el Tribunal Superior de Justicia anulara en octubre de 2002 la modificación del plan urbanístico. La resolución dejó fuera de la ley las obras ya efectuadas -permutas del suelo, recalificaciones y peatonalización de parte de una calle- y suspendió las pendientes. También dejó en el aire las licencias ya concedidas para un hotel. El caso se encuentra todavía sin resolver por el Tribunal Supremo, y desde varias instituciones se ha lanzado la idea de construir un campo único compartido por Valencia y Levante en la periferia de la ciudad, según la tendencia a sacar los estadios fuera de los centros urbanos.

De momento, Mestalla resiste, y crece. Ya son ochenta años llenos de historia.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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