Elecciones abiertas
Las encuestas "cocinadas", aunque obviamente más rigurosas, son algo así como los horóscopos. Aunque cierto es que no conozco a nadie que no le gusten favorables. Pero en las encuestas hay sólo un dato objetivo: la intención de voto directo y las tendencias. Es lo único fiable, lo demás son asignaciones de escaños mediante elucubraciones demoscópicas que corrigen este dato con recuerdos de voto, con hipótesis de participación, con toda su panoplia analítica, falible -por lo que ya hemos visto- en demasía.
Pero hacer tales ejercicios con un porcentaje de indecisos que, entre las diversas publicadas, oscila entre el 22% y el 38% y suponiendo además un bajo nivel de participación, resulta arriesgado. Al fin y al cabo los analistas de opinión, como los economistas, son los únicos profesionales que cobran dos veces: una por anunciar lo que puede pasar y otra por explicar en qué se han equivocado.
En definitiva, qué es lo único que señalan todas las encuestas con claridad: retroceso del PP, avance del PSOE y consolidación de IU. Esto viene apareciendo en todas las series fiables, en tanto que como son periódicas definen tendencias, ya sea el Pulsómetro de la SER o Gallup, desde hace meses. Éstas son las elecciones más abiertas desde 1991, porque entonces sólo estaba en juego la mayoría absoluta del PSPV, no se planteaba como posible la alternancia en el gobierno. La clave estará en la participación y mi pronóstico es que será muy elevada.
Segundo Bru es portavoz del PSOE en las comisiones de Economía y Presupuestos del Senado.
